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La crisis del Mar Menor llega a Pamplona
El Museo de Educación Ambiental de Pamplona acoge una exposición de fotografía y arte sobre la contaminación y destrucción de la laguna salada más grande de Europa

Publicado el 13/03/2022 a las 06:00
No quedan prácticamente caballitos de mar y por eso lo han elegido como símbolo distintas asociaciones y grupos que trabajan ante la crisis ecológica en el Mar Menor. Aunque en verdad podrían haber seleccionado muchas otras especies en peligro en la laguna salada más grande de Europa. Situada en la costa de la Región de Murcia, es un tesoro natural disfrutado por sus habitantes y por miles de turistas al año y se encuentra “gravemente amenazada por un exceso de nutrientes en sus aguas (eutrofización) a causa del impacto de la actividad agraria y la presión urbanística”, señala una de esas asociaciones. “Una crisis ecológica y social que lejos de solucionarse pone sobre relieve el fracaso del actual sistema jurídico de protección”. La artista murciana Raquel Meyers (Cartagena, 1977) y el fotógrafo guipuzcoano Arkaitz Saiz (Bidasoaldea, 1978) han traslado el Mar Menor hasta el Museo de Educación Ambiental de Pamplona en una exposición que busca reflexionar sobre lo que está ocurriendo allí desde hace más de cuatro décadas. Han recogido testimonios, han recopilado fotografías antiguas, han tomado instantáneas actuales y muestras de los sedimentos del agua y han rescatado publicidades de años atrás que animaban a comprar apartamentos. Le han llamado Boria, la palabra para decir niebla en cartagenero. Como la que parece no dejar ver lo que está sucediendo.
Los dos autores explican que las causas del colapso del Mar Menor “son más que conocidas y están más que documentadas”: entrada de metales pesados de minas abandonadas arrastrados por las lluvias; construcción masiva; dragado y ensanche del Canal del Estacio; agricultura intensiva… Pero que han sido las elevadas mortandades de peces en octubre de 2019 y agosto de 2021 “el detonante para que fuera de allí se sepa más qué está ocurriendo en el Mar Menor”, refiere Saiz a que “en Europa no se hablaba del tema” hasta lo sucedido el pasado verano.
Han planteado la exposición como un juego en la mezcla de fotografías y arte y permitiendo que las visitas comprendan qué se expone al tiempo que leen los testimonios de las personas que Saiz y Meyers entrevistaron en su trabajo de campo el pasado septiembre.

Lo ejemplifica él con una fotografía de una piscina y en la que al fondo se ve el Mar Menor (junto a estas líneas). “Si no estás familiarizado con el lugar, no sabes que mucha gente no se baña en el Mar Menor y que lo que quiere es tener un piso, una casa, con su piscina”, señala Saiz al hilo de la frase de uno de esos testimonios: “Yo quiero que en un futuro mis nietos se puedan bañar en el Mar Menor”. El fotógrafo se detiene en la belleza de “muchas zonas con agua cristalina” pero también en que “detrás se expone una verdad que hasta ahora han intentado ocultar, y siguen intentando ocultar, a toda costa”, añade Saiz, “entre otras cosas por el turismo, factor económico muy importante”.
Y aunque se pueda pensar que, como ya han sufrido otras costas, el culpable es la construcción, en el Mar Menor el principal problema es la agricultura intensiva y los residuos que se vierten desde las depuradoras y se posan en los fondos. “Un agricultor nos explicó qué ha sucedido desde que entraron fondos de la Unión Europea: hubo quien empezó a comprar más tierras y cambiaron de cultivos de secano a regadío para tener producciones mayores. Nos decía este agricultor que de manera inconsciente han hecho cosas perjudiciales para el mar pero que se las permitieron, que nadie controló las prácticas nuevas que estaban realizando”. Cuando llueve, las danas, la gota fría, arrastra todo, también esa agua residual que no tiene canalización y va a parar al Mar Menor, “que se ha convertido en el desagüe de todas las prácticas, buenas y malas”, añade el fotógrafo.

VUELTA AL PASADO
La mirada se fija sin querer en unas enormes redes de pesca que ocupan una pared y de las que cuelgan con pinzas anuncios publicitarios y artículos de décadas atrás “que animaban al turismo”. Saiz y Meyers han querido “volver al pasado y a aquella ebullición” y a mostrar junto a esto las fotografías de quienes ya no viven pero que lo hicieron y veranearon de niños. Fue una idea que tuvieron a propósito de la recogida de firmas para la iniciativa legislativa popular de presentar una Proposición de Ley para el reconocimiento de personalidad jurídica a la laguna del Mar Menor y su cuenca. La iniciativa de la plataforma popular ILP Mar Menor presentó 639.826 firmas en la oficina del Censo Electoral Central en octubre del año pasado y fue admitida en diciembre en el Congreso de los Diputados.
Saiz regresa a esos anuncios publicitarios con el cebo de quedar los últimos pisos para comprar en La Manga a la vez que recorre mentalmente en qué se han convertido esas zonas, que visitó en septiembre de 2021. “Es un lugar vacío, poco cuidado, con muy poca gente, con una sensación de dejadez que no he visto en otros sitios turísticos. Hay quien tira la toalla y lo da por perdido, quien tiene casa en el interior y la alquila para poder irse al Mediterráneo a bañarse”.
Los testimonios recogidos planteaban como mayor culpable “la codicia”. “Después, unos al Gobierno de Murcia, otros al Gobierno central... Todo el mundo culpa a todo el mundo pero nadie hace por solucionar esto”, concluye Saiz.
+ Boria Exposición sobre la crisis ecológica en el Mar Menor de la artista murciana Raquel Meyers y el fotógrafo guipuzcoano Arkaitz Saiz. Museo de Educación Ambiental de Pamplona (calle Errotazar). Hasta el 31 de marzo. De martes a jueves, de 10 a 13 y de 18 a 20 horas y viernes de 10 a 13 horas.