Hallan en Italia un libro de 1533 con las primeras palabras impresas en euskera

Recibió el encargo monárquico de escribir una crónica sobre la España del momento y el historiador decidió dedicar en uno de sus capítulos unos párrafos “a la lengua de los vascos y de los cántabros” y anotar en euskera 57 palabras entre sustantivos, adjetivos, números y expresiones. El libro que las contiene acaba de ser hallado en Italia 500 años después de que se escribiera. Es de 1533 y es el más antiguo que existe con palabras impresas en euskera, una publicación que firmó el historiador siciliano Lucio Marineo Sículo y que editó el impresor estellés Miguel de Eguía en Alcalá de Henares (Madrid). El libro, que en septiembre adquirió la Editorial Mintzoa a un particular italiano, ya ha sido vendido. Esas palabras en euskera son la traducción de otras tantas en latín, la primera de las dos versiones -la otra en castellano- en las que se escribió este libro de 1533. La adquirida por Mintzoa es la versión latina. Hay quien cita esta obra de Lucio Marineo Sículo, De rebus Hispaniae memorabilibus (De las cosas memorables de España), como la principal de este también humanista, profesor y poeta. La adquirida por Mintzoa sería la tercera edición, siendo la primera de unos años antes, o de 1496 o de 1497, no pudiéndose indicar fecha exacta: como señala el editor Aritz Otazu, “no se conoce por el momento ningún ejemplar” de esta obra “que sufrió los rigores de la censura”. La segunda edición es de 1530, y habría una cuarta y última, de 1539. Mintzoa ya adquirió el año pasado otro libro impreso en 1610 con cien palabras en euskera, también en Italia y también ya vendido. Publicado en esa fecha en Zúrich, era una obra del teólogo suizo Kaspar Waser que citaba 130 idiomas y una especie de diccionario en diez, entre ellos el euskera, traduciendo del latín. La relevancia de este libro de 1533 estriba, por lo tanto, en que por el momento es el libro más antiguo del que se conoce que contenga palabras en euskera. Porque el primero ya totalmente impreso en euskera es Linguae Vasconum Primitiae, de 1545, del navarro Bernart de Echepare (de Sarasketa) y del que solo se conserva un ejemplar donde mezcla poesía religiosa y amorosa con dos poemas de elogio al euskera . Ya de 1561 es un libro desaparecido, del sacerdote Sancho de Elso (de Latasa), autor del que se cree primer catecismo impreso en euskera (Doctrina Christiana y pasto espiritual del alma para los que tienen cargo de almas y para todos estados, en castellano y vascuence). La tercera publicación es de 1571: Iesus Christi gure Iaunaren Testamentu Berria, del pastor protestante Joanes Leizarraga, una traducción del latín al euskera del Nuevo Testamento. En el capítulo 5 de De rebus Hispaniae memorabilibus (De las cosas memorables de España), Lucio Marineo Sículo citó en la versión en latín a los vascones y la “lengua de los vascos y de los cántabros”, y añadió dos párrafos con traducciones del latín al euskera de 38 palabras, incluidas dos expresiones, y de los números en letras íntegros del 1 al 10 y por decenas del 10 a 100. En total, 57 palabras. Y así como en el libro de 1610 el 95% de las cien palabras en euskera que contenía se han mantenido inalterables en cuatrocientos años (bihotza, corazón; ardoa, vino; zerua, cielo; berria, noticia; astoa, burro; jauna, señor...), no ocurre lo mismo con estas de 1533, al emplearse tildes -el euskera actual no las utiliza- y ch en lugar de tx para redactar echea (casa) o la ç en lugar de tz para escribir gorpuça (cuerpo), ejemplos de que las lenguas evolucionan. Son, por el contrario, perfectamente comprensibles otras como bat, bi o lurra (uno, dos o tierra). Mintzoa obtuvo el libro de un particular del sur de Italia y por medio de una persona que forma parte de una red de colaboradores que la editorial tiene por todo el mundo entre anticuarios, libreros, personal de archivo... En este caso era un anticuario francés al que, en la Feria del Libro de París celebrada a finales de este septiembre, el particular italiano habló de varios libros que poseía. Entre ellos, De rebus Hispaniae memorabilibus, “del que el anticuario conocía qué tipo de palabras incluye”. Bucear en la vida de Lucio Marineo Sículo resulta interesante. Precisamente por su producción literaria habiendo nacido en una familia ajena a la cultura, que le llevó a aprender a leer y escribir con 25 años ante la reticencia paterna y a pesar de la predisposición que él sintió desde la infancia por los estudios. Cursó primero en su localidad natal, Vizzini, y después en Catania, Palermo y Roma. La condición de erudita que se ganó con los años le llevó a trabar amistades con nobles y personajes influyentes, como Fadrique Enríquez, hijo del almirante de Castilla, que le invitó a formar parte de su séquito y regresar con él a España, como hizo Marineo. Con cargos en la Universidad de Salamanca durante más de una década, finalmente se unió a la Corte tras requerir su presencia varias veces los Reyes Católicos. Fue capellán, maestro de los capellanes y cronista. Murió en 1536. E igualmente merece ser mencionado el impresor de este libro, el estellés Miguel de Eguía, que en Navarra tuvo la patente para imprimir los libros del Reino y que fue “uno de los mejores de España de su tiempo”. Nacido en el seno de una familia ilustre, aprendió en el taller que Arnaldo Guillén de Brocar regentaba en Logroño y con el que se marchó a Alcalá de Henares, donde fue impreso De rebus Hispaniae memorabilibus.

Hallan en Italia un libro de 1533 con las primeras palabras impresas en euskera

Se publicó en esa fecha en Alcalá de Henares y es una obra de un historiador italiano

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