El hallazgo de 59 balas en Viana desvela el infortunio de un soldado de Roma

En el año 76 antes de Cristo un soldado romano lo pasó mal cerca de Viana. Probablemente murió en medio de una batalla encarnizada por la ciudad de Uarakos, o si se quiere, la vieja Vareia, una de las más importantes del territorio berón, el pueblo que en aquellos tiempos habitaba buena parte de lo que hoy es la Rioja y zonas de la actual Navarra. Aquel guerrero no fue el único que sufrió aquel día en Uarakos. La ciudad fue arrasada a sangre y fuego, y nunca más se levantó allí urbe alguna. El terreno que ocupó Uarakos, que llegó a extenderse 14 hectáreas, bastante más que lugares tan conocidos como Numancia, hoy se dedica a la agricultura. Una carretera, la nacional que une Pamplona con Logroño, atraviesa el yacimiento arqueológico de La Custodia, donde recientemente se han encontrado unos vestigios de la ciudad que, además de únicos, tienen la gracia de insinuar una historia, la del hondero caído en Uarakos. Lo contó la semana pasada el historiador Javier Armendáriz Martija, que lleva años dedicado a buscar en La Custodia restos que hablen y expliquen sobre cómo vivían aquellos berones, durante el curso de verano 'Huellas materiales de la historia de Navarra: cuestiones actuales sobre la arqueología navarra', que se celebró en la sede de la UNED en Pamplona. Narraba el arqueólogo navarro que en el curso de las últimas excavaciones, cuando vieron la primera bala de honda, lanzaron un buen grito de alegría. Con la segunda y las demás, la cosa fue a más, tanto que en su charla prefirió quitarle el sonido al vídeo del hallazgo: eran alegrías demasiado espontáneas para una conferencia. Al fin y al cabo, encontraron nada menos que 59 balas de plomo, todo el arsenal que llevaba un soldado en su zurrón. Nunca antes se habían topado con tantas. “Habíamos dado con proyectiles en superficie, balas perdidas, no esto”, señalaba Armendáriz en su charla. El hallazgo, tan reciente que los proyectiles todavía no han sido lavados con el detenimiento y cuidado precisos, remite a una de las armas más antiguas de la Humanidad, y de las más eficaces: la honda, unas correas con las que se lanzaban piedras o proyectiles de plomo como los hallados en Viana. Honderos tenían todas las tropas, también las romanas. Al fin y al cabo, sus balas alcanzaban velocidades próximas a los 150 kilómetros por hora, y podían a veces incluso traspasar las corazas de sus enemigos. Además, apuntó el historiador, parece que las lanzaban con notable puntería. Armendáriz explicaba que el hallazgo, más allá de la curiosidad, demuestra que la batalla por Vareia fue una lucha que se adentró en la corazón de la ciudad. Las balas se encontraron junto a una calle principal del poblado, que es lo que el historiador y su equipo llevan un tiempo excavando.Además, en este caso es plausible incluso especular con la historia personal que esconde el descubrimiento arqueológico. Parece sensato pensar que si han aparecido juntas todas esas balas, que pesan cerca de tres kilos, se debe porque su dueño tuvo que abandonarlas así a toda prisa. “Probablemente tuvo que tirar el zurrón donde llevaba los proyectiles para correr y defenderse de una amenaza”, aseguraba Armendáriz, que es profesor tutor de historia tanto en la UNED dePamplona como en la Universidad de Navarra. El historiador cree que la huida del hondero no tuvo un final feliz. “Cuando la batalla concluía, los soldados romanos tenían la obligación regresar a buscar las armas que hubiesen perdido”. El hondero que huyó en Viana, como se ha visto 21 siglos más tarde, no lo hizo. LAS GUERRAS SERTORIANAS Cuando Uarakos fue destruida, en el 76 antes de Cristo, Roma llevaba ya más de siglo y medio presente en la Península Ibérica. En las dos guerras celtibéricas, una en torno al año 173 y otra del 133 antes de Cristo, los soldados romanos impusieron sus condiciones, si bien de una manera desigual, a los pueblos, bastantes y diversos, que habitaban lo que hoy es la mitad norte de España. En lo que en la actualidad es Navarra además de los berones y de los vascones, seguramente la comunidad más conocida, también estaban los lusones en la Ribera o los iacetanos en el Pirineo oriental navarro, entre otros. Del poder que había adquirido ya Roma en este territorio es un buen ejemplo como nace Vareia o Uarakos. Cuando estallaron las guerras celtiberas, la ciudad no existía. Había otra en Monte Cantabria, una elevación a menos de 5 kilómetros que les daba dominio visual sobre el territorio y donde se asentó una población de importancia en los siglos IV y III antes de Cristo. Sin embargo, contó Armendáriz que el siglo II se abandonó, probablemente por orden de los romanos, que no querían ciudades en alto que no fueran suyas. Es entonces cuando surge La Custodia, una ciudad creada desde cero, con un diseño planificado de casas rectangulares y calles con aceras y bolardos. Su historia, sin embargo, no duró demasiado. En Roma estalló una lucha de poder, entre Cayo Mario y Sila, que iba a repercutir en la Península Ibérica. El general Sertorio, partidario de Cayo Mario, se proclamó procónsul de la Hispania Citerior y Sila, que se había hecho con el poder, mandó en su contra a las tropas de Pompeyo. Todo parece indicar que Uarakos o Vareia se alió con el general que iba a fundar Pamplona en el 74 antes de Cristo, dos años más tarde de la destrucción de la ciudad berona. Aquella amistad le costó cara. Tito Livio cuenta en su libro 'Ab urbe condita' que Sertorio arrasó las ciudades de Borja, Cascante y Alfaro, que acampó junto a Calahorra, ciudad aliada, y allí planeó cómo cruzar el Ebro, adentrarse en las tierras berones y destruir en una batalla sin cuartel, cuerpo a cuerpo, la ciudad de Uarakos o Vareia. Allí murió problamente el hondero romano, soldado de alguno de los dos bandos, el de Sertorio o el de Pompeyo. Allí se quemó una ciudad que nunca renació. No demasiado lejos, y no mucho más tarde, en lo que hoy es el barrio de Varea, en Logroño, surgió una nueva Vareia, ya totalmente romana. Otra historia.

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Pertenecían a un hondero que tuvo que soltar su zurrón y huir en la batalla por la ciudad de Uarakos

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