Del Burgo: “Si no ganamos la batalla de la historia, Navarra estará perdida”

Jaime Ignacio del Burgo Tajadura (Pamplona, 1942) asegura que se ha lanzado a escribir Navarra en la historia, su libro número 36, porque la gente le pregunta. “Quieren conocer las cosas tal y como ocurrieron realmente, si es que se ha llegado a conocer, y no desde la perspectiva oficial actual”. Se propuso condensar en un libro la historia de Navarra y “salir al paso de las clamorosas mentiras que nos están imponiendo desde el poder” y desde las órbitas abertzales. Este miércoles, desde las 18.30 horas, firma ejemplares en la librería Troa de la avenida Sancho el Fuerte de Pamplona. Entra de lleno en la batalla de la historia. ¿Siente que se está perdiendo? El adoctrinamiento a través de la educación es feroz. Además no tienen ningún escrúpulo en mentir. Un ejemplo: hace unos días la web del Gobierno de Navarra dijo que “Pompeio en el año 75 a. de C. ocupa Iruña, principal ciudad vascona, y en ella instala la población romana que llevará su nombre, Pamplona.” Es falso que Iruña fuera la principal ciudad vascona, que fuera ocupada por Pompeyo y que en ella se instalara la población romana. Puede que hubiera un poblado, pero decir en un documento público que Iruña fue la principal ciudad de los vascones es inaudito. También manipulan el escudo de Navarra. Quieren quitarnos las cadenas y sustituirlas por las barritas radiales de Teobaldo I, que no fue escudo de Navarra, sino de ese rey. Cuando Navarra llegó a tener un escudo, todo el mundo entendía, fuese cierto o no, que incluía las cadenas de las Navas de Tolosa. También quieren cambiar la corona, poner una medieval sin darse cuenta de que la actual no es de los Borbones, sino la que tenían la mayor parte de los reyes europeos a partir del siglo XVI. Quieren ganar la batalla de la historia, porque si cambian la conciencia de la gente, llegarán a su objetivo. Si perdemos la batalla de la historia, Navarra estará perdida, al menos tal y como la conocemos. ¿En qué medida forman un relato? Se han ido formando mitos, con los que se sedimenta una ideología que habla de un pueblo vasco que desde tiempos remotos habla vascuence, tiene cultura propia y conciencia de unidad, y que cristaliza en el reino de Navarra, hasta que los castellanos fueron arrebatándolo poco a poco. Dicen que ahora vivimos sojuzgados por España y Francia. Quienes hemos defendido siempre que uno de los pilares de la identidad de Navarra es el fuero, como instrumento de la libertad colectiva, y hemos trabajado para que ese fuero se democratizara y fuera un instrumento no de una oligarquía, sino de todo el pueblo navarro, resulta que nos llaman fascistas. Lo dicen los mismos que han coreado el asesinato político. Pero gracias a la labor de estos fachas que devolvimos el ejercicio de la foralidad al pueblo navarro ahora, aunque sea sólo por un escaño, pueden utilizar los instrumentos de autogobierno que les proporciona el Amejoramiento d el Fuero. Eso sí, lo que no estaba pensado era que se usara contra la libertad de Navarra, de su identidad y para imponer el discurso oficial que tiene el Gobierno de Navarra. La euskaldunización forzosa en la administración y la enseñanza es un atentado contra las señas de identidad de Navarra, que siempre ha sido una comunidad plural. Dice que hay adoctrinamiento en la educación. Sin embargo, en Navarra existen colegios de distinta titularidad e ideario... ¿Por qué lo ve tan claro? No hay más que ver los libros de texto que se usan de historia en el sistema educativo, al menos en el euskaldún. Si a un niño le dices todos los días que es vasco, que forma parte de una nación sin estado, que Navarra era el reino que agrupaba a todos los vascos hasta que se nos impuso por la fuerza la pertenencia a España o Francia, caben dos reacciones: que pasado el tiempo ese niño pase de ese discurso o que lo interiorice y decida luchar. Ese discurso lleva en sí mismo un germen de violencia. Los navarros, por encima de todas las ideologías, habíamos manifestado nuestra unión. Si ahora resulta que sus señas de identidad se destruyen y la sociedad navarra se parte, puede ser el germen de nuevas violencias en el futuro. Es triste que a estas alturas se esté utilizando el poder democrático para el adoctrinamiento ideológico. ¿Cuántas toneladas de papel se han destruido al cambiarlos impresos oficiales de la Administración por otros bilingües?, ¿cuánto se ha gastado en sustituir letreros, señales de tráfico, informes de la Policía Foral? ¿Cuánto cuesta la implantación forzosa de la política de euskaldunización, que no tiene otro objetivo que demostrar que Navarra es una comunidad vasca? ¿Qué derecho tiene un alcalde a cambiar el nombre histórico de un barrio como la Chantrea, una palabra que viene de Francia, porque eran los territorios del Chantre de la catedral? El nombre ‘Nafarroa’ ya fue una imposición, por mucho que esté amparada por la Real Academia de la Lengua Vasca, la misma que en tiempos del franquismo introdujo el batua, el vascuence unificado. Fue un idioma nuevo cuya consecuencia es que desaparece el monumento histórico que significaba la pervivencia de los dialectos vascos . Pero todos los idiomas en algún momento se unificaron. Sí, pero fueron los dialectos los que cristalizaron en los idiomas. Por cierto, otra verdad que se pasa por alto: el idioma que hablamos actualmente es el que en la Edad Media se llamaba idiomate terre navarre. Carlos II el Malo hace su juramento en este idioma. En aquella época la denominación de navarri no comprendía a toda la población sino a una parte, los más rústicos, aunque hay teorías distintas. La lingua navarrorum no era la lengua de todos los habitantes ni la de oficial. Trata en el libro de los hechos de 1512. No se puede entender 1512 como si esto fuera una isla. Fue un conflicto internacional, que nace cuando los franceses se rebelaron contra el papa Julio II y se organizó contra ellos una Liga Santa, con Inglaterra, Castilla y Aragón, Venecia... Si los reyes navarros se hubieran quedado en la Liga Santa, quizá no hubieran perdido la corona, pero sí sus posesiones francesas. Pero es que los reyes de Navarra eran vasallos del rey francés. En todo caso, el pueblo navarro empieza a cuajar cuando se incorpora a la Corona de Castilla y los navarros se benefician de pertenecer a la monarquía más poderosa del mundo. Durante tres siglos progresa en todos los órdenes, porque hay paz. La incorporación a la Corona de Castilla no supuso la perdida de las instituciones; al revés, se fortalecieron y la condición de reino se mantuvo. El reino progresa y los navarros están presentes en todas las empresas de la monarquía. Navarra se consolida como comunidad. Caro Baroja cuenta que llegamos a tener tres ministros de Hacienda. Éramos un reino pequeño, que debíamos hacernos respetar por otras razones. ¿Cuáles? A un rey tan poderoso como Carlos III, en pleno absolutismo del siglo XVIII, la Diputación le dice que no puede hacer determinadas cosas en Navarra, porque ha jurado conservar y mejorar los Fueros. Y el rey lo acepta. Nuestra situación es la bilateralidad. Tenemos un pacto con el Estado español. El respeto a los Fueros era el fundamento de la legitimidad del rey. Cuando en el siglo XIX la soberanía del rey deja paso a la de la nación, cambiamos el estatus en 1841 mediante un pacto. Navarra ha mantenido el principio de que su régimen es paccionado y en 1982 se renueva el pacto con el Estado, que no se puede modificar sin acuerdo de Navarra. Todo eso se hace dentro de una nación española que nos permite estar en Europa ¿Seríamos algo en Europa si fuéramos independientes? Por cierto, que Uxue Barkos no se ponga medallas porque se haya conseguido la renovación del convenio. Nunca ha habido en la historia un ministro de Hacienda que haya defendido con tanto rigor el régimen foral de Navarra como lo hace el señor Montoro. También es una falsedad decir que es intolerable que el Tribunal Constitucional tumbe leyes de Navarra. El Parlamento foral es soberano dentro de sus competencias, no para hacer lo que le dé la gana. También Europa anula leyes aprobadas por el Congreso español si se salen de la raya y van contra la legislación europea. ¿No le llama la atención tanta atención a la identidad local en un mundo tan globalizado como el que vivimos? Nos empeñamos en empequeñecernos. Y es asombroso que esto lo invoquen gentes de la izquierda, en nombre de la igualdad y la justicia. Yo nací en 1942, año del hambre en España, y he vivido las transformaciones de Navarra entre aquel año y hoy. He visto llegar a casa la primera estufa de butano, la nevera, el lavaplatos, la televisión, el coche... fui de los primeros que recibió la penicilina, por la que me curé de unas bronquitis tremendas que me tenían todos los inviernos dos o tres meses en cama, entretenido con la lectura y una radio de galena. Cuando empezamos la actividad política, en 1977, dábamos mítines en almacenes, que nada que ver con las casas de cultura que han proliferado... y que ahora seamos enemigos del TAV o del Canal de Navarra... es el colmo. ¿Cómo podemos hacer la guerra a una de las instituciones sanitarias más avanzadas, como es la Clínica Universitaria? ¿O a la Universidad de Navarra? Si fue la que trajo la libertad, porque cuando se fundó rompió el monopolio de educación del Estado español. Antes de ella en Navarra sólo se podía estudiar Magisterio, Perito y Comercio. ¿Cómo se puede ser tan ingrato? Quieren el empobrecimiento de Navarra, que acabemos arrodillados ante Euzkadi. Si han intentado dinamitar hasta la Volkswagen...

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