La diáspora de la danza

Una vez, el director de la prestigiosa compañía de danza Rosas, con sede en Bruselas, preguntó por el tamaño de Pamplona, ya que a su centro acudían muchos jóvenes de la capital navarra para realizar audiciones y lo hacían con buen nivel. Una de aquellas aspirantes era la pamplonesa Marta Coronado. Actualmente, Coronado trabaja como bailarina, coreógrafa, profesora y directora de ensayos en Rosas. Se formó en la Escuela de Danza de Navarra con Jose Lainez y Concha Martínez, quienes este sábado reciben en Olite el premio Príncipe de Viana de la Cultura. “Un día Jose me mostró un vídeo de Rosas y me quedé prendada. En una de esas conversaciones con los Lainez y otros profesores de la Escuela, fui madurando mi decisión de salir al extranjero”, recuerda. Al igual que ella, otras bailarinas navarras decidieron en su día hacer las maletas y pelear por un futuro en el difícil mundo de la danza. Los Lainez les inculcaron “el esfuerzo, la dedicación, el compromiso y el trabajo que esta profesión conlleva”, según resume Cristina Goñi Adot, bailarina de la compañía La Veronal (Barcelona). Junto a ella, otras seis bailarinas, la mayor parte de ellas afincadas en el extranjero, hacen balance de su carrera en el mundo de la danza. La más veterana de todas, Marta Coronado, lleva veinte años en Bruselas. Sin embargo, estos días su lugar de trabajo es la Ópera de París. Está preparando el estreno de Drumming Live, -una creación de la coreógrafa de Rosas, Anne Teresa De Keersmaeker-, que tendrá lugar el próximo 1 de julio. Es la tercera vez que trabaja para la Ópera parisina. Su misión es enseñar esta pieza contemporánea a una de las mejores compañías de ballet del mundo. “El mundo de la Ópera de París es complejo, su sistema de jerarquía a veces deshumaniza el trabajo”, constata sobre los ensayos de estos días. Cuenta que los bailarines son “espectaculares”, pero no están habituados a bailar danza contemporánea, algo que también implica un cambio de mentalidad en el escenario. “En la danza contemporánea no hay solistas ni estrellas, lo que importa es la calidad del grupo”, subraya. BRUSELAS, SUECIA, MÓNACO En Bruselas también está afincada la bailarina y artista escénica Laida Aldaz. En el año 2000 se marchó a estudiar a PARTS, la escuela de danza de Rosas. “Bruselas ha sido durante muchos años la capital europea de la danza contemporánea, por lo que vivir en esta ciudad me ha puesto en contacto con múltiples compañías y artistas. He tenido la ocasión de crecer profesionalmente en un ambiente de abundancia creativa. La multiculturalidad y la gran oferta cultural hacen de Bruselas una ciudad muy enriquecedora”, considera. Actualmente, Aldaz se encuentra en Francia, ya que está bailando para la compañía francesa R14. Además de su pasión por la danza, siente inquietud por las artes plásticas y audiovisuales. Como creadora, presentará en varios festivales la obra Kirolak, junto a la bailarina y coreógrafa Helena Lizari. Entre otros proyectos, está organizando la II edición del festival de videodanza Zinetika, que se celebrará el próximo mes de noviembre en Pamplona y San Sebastián. Naiara Mendioroz también lleva casi 20 años en Amsterdam. Baila como freelance en varias compañías europeas e imparte clases de Investigación y Análisis de Movimiento y de Danza Contemporánea en la Universidad de las Artes de Ámsterdam. Más al norte de Europa se encuentra Pilar Abaurrea. Desde enero de 2015 reside en Malmö (Suecia), ya que está bailando en la compañía Skanes Dansteater. “Aquí trabajan con coreógrafos de todo el mundo, con diferentes estilos y maneras de adentrarse en la danza”, cuenta. “Siendo bailarina, una tiene que estar abierta a nuevas culturas para enriquecerse y desarrollarse tanto profesional como personalmente”, considera. A Dinamarca se trasladará próximamente Eukene Sagüés, que en los ocho últimos años ha permanecido en el Ballet du Capitole de Toulouse. A sus 22 años, ha sido fichada por el Royal Danish Ballet, con sede en Copenhage.“Ahora me marcho a un sitio completamente nuevo, donde no conozco a nadie, el idioma también es nuevo... Creo que será muy positivo para mí, porque es la única manera de evolucionar”, contaba hace dos semanas en una entrevista con este periódico. Otra gran compañía europea, los Ballets de Montecarlo, tiene en su elenco a la pamplonesa Beatriz Uhalte. Lleva nueve años afincada en Mónaco. Estos días se encuentra en Bogotá (Colombia), adonde le ha llevado la gira de La Cenicienta. “Sigo sorprendiéndome a mí misma. A pesar de lo difícil y dura que puede llegar a ser esta profesión, siempre merece la pena”, señalaba el pasado martes desde la capital colombiana. Otra bailarina que ha pisado numerosos escenarios a nivel mundial es Cristina Goñi Adot. Ha actuado en lugares como el Théâtre National de Chaillot de Paris, el Schaubühne de Berlín y el SouthBank Centre de Londres, entre los más destacados. “¡Me da pena que hayamos girado por todo el mundo y aún no hayamos venido a casa!”, comenta. Desde 2007, Cristina Goñi forma parte de la compañía La Veronal, con sede en Barcelona. Su coreógrafo, Marcos Morau, está nominado a los premios Max por el espectáculo Oskara. “Además de nuestras propias creaciones estamos exportando nuestro sello y creando para importantes compañías”, destaca Goñi. Desde hace dos años, compagina su labor como bailarina con la de asistente de producción. “Siempre he tenido una inquietud por desarrollar otras facetas de la danza fuera del escenario”.

La diáspora de la danza

Formadas en la Escuela de Danza de Navarra, siete destacadas bailarinas hacen balance de sus diferentes trayectorias en el mundo de la danza

Arrimadas echa la persiana

Nelson Evora competirá este viernes en el Pamplona Challenger en Larrabide

Cuatrocientos mil asistentes pagan por ver espectáculos taurinos en Sanfermines

Los socialistas marcan distancia con Bildu en Euskadi

Lluvia de ofrecimientos de jugadores a Osasuna