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OPINIÓN

[EDUCAR PARA LA SALUDEDUCAR PARA LA VIDA] Parte segunda. Cómo enseñar a los niños y a las niñas a comer de forma saludable en nuestro hogar.

Avatar del undefined Rocío Martín19/04/2016
Educar a los niños y niñas para la salud, es educar para la vida.
La OMS define la Educación para la Salud como “el proceso educativo dirigido a dotar a las personasy a la comunidad de la capacidad de aumentar su control sobre los factores que tienen influencia sobre su salud”.
Y va a ser la familia el motor más importante para que nuestros niños y niñas aprendan, lleguen a saber, quieran y puedan comportarse de forma saludable.
Cierto, no siempre es fácil conseguir que coman o que presten atención a la importancia de la alimentación. Será a través de las rutinas diarias como conseguiremos crear hábitos saludables, insistiendo constantes y pacientes para que el proceso educativo se vaya instaurando lento y... permanente.
-“¡Hola mi amor!”
-“¡Hola mami! Qué hay para comer?” - y se te escurre de entre los brazos tiene que despedirse de su amigo y compañero aunque vayan a verse dentro de un rato y, de paso, seguir jugando
-“Corre, corre, no te entretengas que enseguida debemos volver al cole”
-“Qué has hecho para comer? Macarrones?”
-“No cariño, no podemos comer todos los días macarroneshoy tenemos borraja con patatas, un riquísimo pescado en salsa y una deliciosa ¡pera limonera!”
-“Jono quiero, no me gusta” - (pucheros al canto, se lo vendas como se lo vendas)
-“Ya lo se, si por ti fuese te atiborrarías todos los días de macarrones con tomate y tarta de chocolate, ja ja” - ( la que se avecina, a ver cómo consigo que coma y, a la vez ¡mantener la calma y la sonrisa Buff, con el día tan duro que llevo y lo que me queda quizá tenía que haberle dejado en el comedor del colegio...)
Posiblemente esta escena os recuerde a alguna similar.
La principal preocupación de esta madre es que poco a poco su hijo vaya comiendo de todo, como recomiendan los expertos, pero no le resulta nada fácil. De momento come bien pan y cereales, pasta, arroz y patatas, merluza (pero solo si es rebozada), carne (pollo, la ternera se le hace “bolo” y el cordero y el cerdo apenas quiere probarlos...), lácteos (sí a los yogures, la leche siempre se queda con las migas de las galletas), fruta (en zumo pero muy poca en entera), las legumbres (unos días sí otros no), verduras ¡no hay manera!
Pero cuando el hijo se cansa ella no tira la toalla, sigue probando nuevos alimentos o, los mismos, cocinados de diferente manera.
Y, ciertamente, si dejásemos a los niños y a las niñas a su libre albedrío, no acabarían comiendo de forma sana y equilibrada. Posiblemente en cantidad sí, seguramente en variedad no. Pienso que como en otros muchos aspectos de la vida, hay que orientarles y enseñarles el camino (o los caminos) para que sepan tomar sabias decisiones conforme se hagan mayores.
Con mi hijo mayor, antes de cumplir los dos años, me ocurrió algo parecido pero me di cuenta de que cuando comíamos los dos juntos sentía mucho interés por la comida que había en mi plato así que dejé de preparar comidas distintas. La clave, en mi caso en particular, fue ofrecerle sabores puros al principio. Me explico, si hacía judías verdes hervidas, se las servía tal cual, las probaba, no le convencían y entonces yo le decía que las condimentara con un hilito de aceite de oliva. ¡Magia potagia!, ¡repetía plato de judías!
El mismo sistema me funciona hoy todavía cuando viene a comer a casa, cada miembro de mi familia prepara a su gusto la ensalada y así llevamos más de dos décadas (con tres hijos de diferente paladar es difícil acertar). O quizá es un aprendizaje que nos quedó pendiente de resolver, la cosa es que conseguí que comiesen todo tipo de frutas, verduras y hortalizas. Y cuando ya tan mayores y responsables se hacen los remolones con algún plato, les pregunto si quieren que les cuente los beneficios nutricionales que tiene el comérselo.” ¡No! ¡No hace falta! “con bromas y risas rememoramos un sin fin de anécdotas como la cantidad de fruta que les decía que había que comer para tener una piel bonita como la de mama o el pelo tan brillante y largo de Hanna Montana y, además, no enfermar rápidamente se terminan todo el plato y me prometen volver a comerse una naranja y un plátano, como antaño.
En la pirámide de alimentación las raciones de frutas y verduras indicadas son de entre tres y cinco piezas diarias. Qué? Cinco raciones de fruta y verdura? Inalcanzable Sí, esta es la recomendación diaria de los expertos en nutrición, aunque me temo que una mayoría de familias no alcanzamos dichas cantidades de manera habitual.
Según estudios recientes el 57% de los niños no toma la cantidad de fruta y verdura necesaria diariamente. Perder este hábito es un gran error ya que además de una gran cantidad de beneficios y aportes necesarios de vitaminas, minerales y fibra, supone un seguro para la salud.
Cómo podemos conseguir alcanzar lo recomendado?
Lo primero que deberíamos conocer es qué constituye una ración. Una ración de verduras y hortalizas no se refiere solo a la ingesta de un plato único (verduras cocinadas, un plato de ensalada variada, etc.). Puede ser una guarnición acompañando un segundo plato de pescado o carne (champiñones, pimientos, ensaladas, zanahoria, berenjena, calabacín, tomate, etc.).
Y una ración de frutas depende, como es lógico, del tamaño de la fruta. Y hablamos de piezas de fruta mediana (pera, manzana, naranja, etc.), una rodaja de melón, sandía o piña, de dos a tres piezas de fruta pequeña, como ciruelas, mandarinas..., o una taza de fresas, cerezas, uvas
Y todo esto dependiendo de la edad. No necesitamos que nuestros hijos e hijas más peques coman la misma cantidad que la persona adulta, hay que respetar su sensación de saciedad pero presentar en más momentos y a lo largo del día estos alimentos. Fruta en el desayuno, en el almuerzo o merienda, ya que permiten su consumo en un gran número de situaciones, incluso como postre (macedonias, batidos y zumos naturales, con yogur, etc.). Ensaladas y guarniciones en comida y cena. Como veis es necesario comer fruta y verdura en cada comida para alcanzar las cantidades recomendadas. Y si no son todos los días, que sean la mayoría.
Me gusta recordar en cada ocasión que tengo oportunidad, que llevar en la infancia una alimentación saludable y tener un modelo de ello en casa configurará los gustos y los hábitos de cara a la edad adulta. Cuando comen con la familia aún siendo muy peques y sin comer todavía de todo, nos observan y aprenden. Y nos ven comer “verde” Ese verde que no les llama la atención ni les apetece pero que os aseguro que vencer su rechazo solo es cuestión de que lo presentéis y sigan viéndolo más veces, y en los más resistentes, unas cuantas veces más. Y de repente, sin ningún porqué diferente, ¡querrán probar! Pedirán esa lechuga que te encanta porque sientes que te refresca el paladar y se lo demuestras, esos guisantes tal y como los preparaba tu abuela y se lo cuentas, incluso ¡espinacas! Si, créetelo y sin bechamel ocultándolas. A ver a que peque, no le despierta tarde o temprano interés el querer ser tan fuerte como Popeye.
La comida no puede ser un motivo de angustia en la relación entre los padres y madres y los hijos e hijas. A veces hemos de analizar cuál es nuestra conducta alimentaria para poder ver cómo se comportan nuestras criaturas, que tenderán tarde o temprano a imitarnos.
Tú eres siempre su mejor ejemplo del cual aprender, es solo cuestión de tiempo y madurez.Así pues, ofreciéndoles unos modelos alimentarios adecuados tendrán una alimentación lo más saludable y equilibrada posible, algo que seguramente se vería comprometido si intentamos acelerar un proceso natural que se desarrollará por sí solo.
También me aseguro, para que nadie pueda olvidarlo aún a riesgo de parecer demasiado insistente, que el hecho de contar con un sólido apoyo emocional en la infanciava ayudara nuestros niños y niñas mientras crecen y llegan a adolescentes, a nuestra juventud mientras va llegando a ser adulta e independiente, a saber gestionar mejor los problemas que se les presenten y a asegurar una toma de decisiones saludables (mantenerse activo físicamente, dormir las horas suficientes, evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias adictivas perjudiciales), y por todo ello, a disfrutar de un bienestar emocional en general.
Los gestos de cariño tienen el poder de cambiarlo todo cuando llegan en el momento adecuado por eso en mis artículos siempre hablo de que el afecto y su demostración nunca es en exceso, sobre todo cuando hablamos de la educación que debemos transmitir a nuestras niñas y nuestros niños.
Besa, abraza y acaricia sin dejar para mañana los mimos que puedas darles ahora mismo. Porque esa humedad en las mejillas y esa calidez en el abrazo se traducen en sonrisas y complicidad, comprensión e intimidad. Formando esos momentos indescriptibles, mágicos y repletos de una ternura que contagia a través de la validación emocional, ayudándoles a crecer con un gran mensaje el “ser merecedor de todo lo bueno que en la vida se pueda tener ¡respeto, salud y amor! Algo maravilloso que también es alimento.
Gracias por vuestra lectura y hasta el próximo miércoles.
"Y hablando como siempre de herramientas que nos ayudan a afianzar hábitos saludables, os dejo la dirección a un enlace conlas nuevas recomendaciones de la pirámide nutricional SENC 2015 (http://www.efesalud.com/noticias/estilos-de-vida-saludable-nuevas-recomendaciones-de-la-piramide-nutricional-senc-2015/). En ella se establece como novedad el equilibrio emocional en la base de la pirámide, ya que como hemos aprendido en anteriores artículos, nuestro estado de ánimo condiciona nuestras inclinaciones alimentarias".
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