Elecciones autonómicas 2019
Ximo Puig rentabiliza el tirón del PSOE para retener la Comunidad Valenciana
El PSPV-PSOE podrá reeditar el pacto del Botánic para seguir al frente del Ejecutivo valenciano

- Colpisa. Madrid
El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha acertado finalmente en su decisión de hacer coincidir las elecciones autonómicas con las generales de este 28 de abril. Podrá reeditar el acuerdo del Botánic entre su partido (el PSPV-PSOE), junto a los otros dos socios de izquierda con los que ha gobernado en la última legislatura: Compromís, con la vicepresidenta Mónica Oltra, dentro del Ejecutivo; y Podemos, apoyando desde fuera. Puig había se jugaba todo a una carta al anticipar los comicios regionales para aprovechar un posible repunte del PSOE en toda España, que también ha llegado a las tres provincias valencianas en la urna regional.
Había sido una decisión personal, que ni Compromís ni Podemos compartían, y finalmente ha resultado satisfactoria para el acuerdo tripartito que ha gobernado la Comunidad Valenciana desde 2015. Con un 50% del voto escrutado (al cierre de esta edición), PSPV, Compromís y Podemos aglutinaban 51 diputados, uno más de los necesarios para superar la mayoría absoluta de los 99 escaños que se reparten en la comunidad. En cualquier caso, el tripartito ha perdido fuelle tanto en escaños -se ha dejado cuatro- como en votos, al caer un punto porcentual.
El partido socialista ha vuelto a ser la fuerza más votada en la Comunidad Valenciana, con 27 diputados y casi un 25% de los votos. El PSPV ha ganado cuatro escaños en estas elecciones frente a la convocatoria anterior, con unas 100.000 papeletas más.
Lo hace después de que lo lograra hace casi 30 años, en 1991. Desde entonces, se había conformado no solo con ser el segundo partido, sino que había visto cómo reducía su número de diputados paulatinamente hasta los 23 que cosechó el propio Puig en 2015, pero que le sirvieron para liderar el gobierno por la caída del PP, acosado por los escándalos vinculados a la corrupción. Ahora, Puig sale más reforzado para liderar un nuevo gobierno frente a las dudas plantadas en las negociaciones del anterior pacto del Botánic por sus socios de legislatura.
El acuerdo será posible, a pesar de la caída experimentada por Compromís. El partido liderado por Oltra ha retrocedido del tercer al cuarto puesto en el ranking de los sufragios obtenidos, con 16 diputados en las Cortes Valencianas (tenía hasta ahora 19) y un 16% del voto. Esa sangría ha ido en consonancia con lo que anticipaban algunas encuestas en las últimas semanas. Lo mismo le ha ocurrido a Podemos, impactado por el hecho de no sumarse al gobierno autonómico en 2015. El partido liderado ahora por Rubén Martínez Dalmau se ha dejado cinco escaños, hasta los ocho conseguidos.
TONI CANTÓ, POR DETRÁS DEL PP
También ha sido esta la primera vez que el PP no gana las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana desde que lo hiciera por primera vez en 1995 encatenara dos décadas consecutivas de liderazgo en ese territorio. Su candidata, Isabel Bonig, ha conseguido 20 diputados frente a los 30 que tenía en 2015 y que ya resultaron insuficientes para lograr una mayoría con la que gobernar con pactos. Al igual que en el resto de España, el PP valenciano se ha dejado arrastrar por la sangría de votos a otros partidos, más acusada en este caso porque entre PP, Ciudadanos y VOX han sumado más votos que esos mismos tres partidos hace cuatro años.
Ciudadanos ha superado mínimamente las marcas registradas en las elecciones de 2015. Su candidato, Toni Cantó, la apuesta de Albert Rivera para presidir la Generalitat, ha obtenido un 17% de los votos, con cinco diputados más, hasta llegar a los 18. Sí ha logrado arrebatar a Compromís la tercera posición entre los partidos de la región. Pero el ascenso ha sido insuficiente tanto para superar al PP, como para lograr un acuerdo que les permitiera gobernar. Ni siquiera añadiendo los 10 diputados que ha logrado VOX, con un 10% de los votos, podrían hacerse con el poder en un territorio que confirma su viraje.
La habilidad de exprimir hasta la última gota de jugo
En 2015 se alzó con la Generalitat en el último suspiro, tras superar el desierto su partido que parecía condenado a perder en la comunidad El líder de una de las federaciones socialistas (PSPV-PSOE) más ensombrecidas por la apisonadora del PP en sus dos décadas más doradas consiguió hace cuatro años auparse a la presidencia de la Generalitat Valenciana con el peor resultado de su historia: 23 escaños (de 99) y un 20% de los votos. Llegar al límite, marcar el gol en el descuento, apurar sus mínimas posibilidades al máximo posible. Ese ha sido el sino de Ximo Puig desde que intentara hacerse con el liderazgo de su partido hace ahora diez años.Los tensos días que vivió tras las elecciones autonómicas de mayo de 2015 reflejan el estado de incertidumbre que marcan la trayectoria del 'president'. El pacto del Botánic -el acuerdo entre los socialistas, Compromís y Podemos- tardó en forjarse, hasta tal punto que la ahora 'número dos' de la Generalitat, Mónica Oltra, exigía ser la presidenta de la Generalitat en detrimento del propio Puig. Su partido era el segundo en sufragios, pero dio la campanada en 2015. Finalmente, el líder socialista consiguió los apoyos, esquivando otra convocatoria electoral que podría haber sido letal para sus intereses en aquel contexto.
La estabilidad del Ejecutivo autonómico durante estos cuatro años ha contrastado con la etapa más convulsa que ha vivido el PSOE a nivel federal por la abstención del grupo parlamentario en la investidura de Mariano Rajoy en 2016, con el conflictivo comité federal del 1 de octubre o las primarias del partido en mayo de 2017, que auparon a Pedro Sánchez al frente. Puig fue uno de los enemigos más íntimos del ahora presidente del Gobierno, al que no ha tenido más remedio que unirse desde la moción de censura que desplazó al PP del Gobierno. Con la convocatoria de las generales este 28-A arriesgó al anticipar un mes las valencianas. Le ha salido bien. Nunca lo ha tenido fácil en clave interna. La incapacidad del PSPV de ganar terreno en la cuarta comunidad más poblada derivó en varias crisis que se solventaron con la elección de Ximo Puig como secretario general en 2012. Se impuso con holgura a Jorge Alarte, el entonces candidato a la Generalitat que había dejado al partido con 33 escaños en las Cortes Valencianas. Lo hizo tras conseguir el apoyo del resto de rivales en un congreso que se produjo cuatro años después de otro en el que perdió, también contra Alarte, por 20 votos. Otra vez al límite.