EEUU
Trump guardó informes secretos, incluso de planes nucleares, en el salón de baile de su casa
El expresidente debe comparecer el martes en un tribunal acusado de 37 cargos por retener de modo deliberado decenas de archivos secretos

Actualizado el 10/06/2023 a las 17:29
El fiscal especial Jack Smith ha hecho su trabajo. Consciente de que procesar por primera vez en la historia a un expresidente de EE UU por cargos federales suscitaría todo tipo de críticas, el pliego de la imputación en el que se detallan 37 cargos se lee como el guion de una película trumpiana.
El relato de esas 49 páginas no deja lugar a dudas de que su manejo de los papeles clasificados, que puede costarle hasta diez años de cárcel, no es como el que ha salpicado al presidente Joe Biden o al exvicepresidente Mike Pence, que colaboraron para devolver documentos que conservaron inadvertidamente. Trump conocía perfectamente la importancia de lo que guardaban las quince cajas que incautó el FBI en agosto del año pasado durante una redada. No acabaron en Mar-a-Lago por casualidad. Se las llevó precisamente porque su secretismo le hacía sentirse especial y le permitía fardar de ello.
En 2021, al menos en dos ocasiones "Trump mostró documentos clasificados a otros", dice la acusación. Ya no era presidente, ni tenía necesidad de discutir asuntos de Estado con un periodista que le entrevistó en julio de 2021 en el mismo club de Bedminster donde el jueves por la tarde recibió la noticia de su imputación sentado en la piscina. En aquella ocasión solo trataba de impresionar al reportero. "Mira lo que he encontrado. Esto era un plan de ataque (a Irán), léelo y verás, es interesante", le dijo nada más saludarlo. Poco después, durante la entrevista grabada por una de sus ayudantes de forma rutinaria, dio muestras de saber cuán delicado era lo que tenía entre manos. "¿No es increíble? Esto lo preparó -el nombre ha sido cambiado por 'un alto funcionario militar'- porque yo quería atacar a Irán. Tengo un montón de papeles, este acaba de salir". "Es información secreta. Mira, mira esto, Tú atacas y (.) Lo prepararon los militares para mí", fueron algunas de sus frases. La investigación señala que, entre los archivos, figuraba también "información sobre las capacidades de defensa de Estados Unidos y de países extranjeros", así como legajos "sobre los programas nucleares" estadounidenses, cuya "difusión habría puesto en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos".
LA INMUNIDAD
Así de descuidado era el mandatario antes y después de dejar la Casa Blanca, pero sí la presidencia lo investía de cierta inmunidad, esa se le acabó el 20 de enero de 2020. Mar-a-Lago es un club social de Palm Beach donde se organizan fiestas para decenas de miles de invitados. No era precisamente una ubicación segura donde guardar los documentos más sensibles del Gobierno estadounidense. Y, ciertamente, el personal no estaba cualificado para manejarlos adecuadamente.
"Podemos encajarlo todo si movemos sus papeles a la sala del Lago", escribió en un mensaje de texto uno de los empleados, según se lee en el escrito judicial.
"Todavía queda un poco de sitio en la ducha, donde están el resto de sus cosas. ¿Solo le importan los papeles? Porque hay otras cosas que no son papeles. ¿Podríamos meterlas en el trastero?", responde otro trabajador.
"Sí, cualquier cosa que no sean los hermosos papeles pueden acabar definitivamente en el trastero", concluye el primero.
Durante tres meses buena parte de los documentos se almacenaron debajo de uno de los dos salones de baile que tiene su residencia, como muestran las fotos del White and Gold Ballroom, que el fiscal especial ha incluido en la imputación. Durante ese tiempo siguieron celebrándose fiestas sin que nadie sospechase que bailaba frente a secretos de Estado al alcance de la mano.
AL TRASTERO
Las cajas que fueron a parar al trastero también contenían documentos sensibles, un total de 75, que en una ocasión quedaron desparramados a la vista de cualquiera, como demuestran las fotos que envió a uno de los empleados; su propio mayordomo Walt Nauta, una de las dos personas que se llevó de la Casa Blanca cuando terminó su presidencia. "Abrí la puerta y me encontré con esto", señala Nauta en el mensaje. Las imágenes mostraban todos los documentos desperdigados por el suelo con información sensible a la vista, hasta el punto de que la Fiscalía ha tenido que censurarlas. "Secret/Rel to USA FVEY', se leía en uno, lo que denota que sólo podía ser compartido con miembros de la Alianza de Inteligencia de los Cinco Ojos, integrada por Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos.
El desapego con el que sus ayudantes trataron la información oficial tan sólo reflejaba la de su jefe, pero únicamente uno de ellos se enfrentará a cargos judiciales por haber sido cómplice del entonces presidente en su intento de burlar la devolución de los documentos que solicitaba el FBI y mentir durante el interrogatorio. "¿Así que hasta donde usted sabe era la primera vez que veía esas cajas que llevó al camión?", le encaró el funcionario. "Correcto", respondió Nauta, el exmarine que puede ir a la cárcel si no colabora con la Fiscalía para condenar a su jefe. "¿Tiene alguna información que pudiera ayudarnos a entender dónde y cómo han estado guardadas? ¿Algo que nos deje más tranquilos a la comunidad de Inteligencia?", insistió el interrogador. "Ojalá pudiera decirle algo, pero honestamente, no sé nada". Trump sabe que la Fiscalía presionará a su ayudante personal para que testifique contra él. Por eso se deshizo ayer en halagos hacia ese "maravilloso hombre" de la isla de Guam al que "están intentando destrozarle la vida", escribió en Truth Social. Quizá por la fuerza del caso y los desacuerdos internos que debe estar causando, ayer los dos principales abogados del expresidente para esta acusación -Jim Trusty y John Rowley- dimitieron o fueron despedidos, no se sabe, apenas cuatro días antes de que tenga que comparecer el martes en un tribunal federal de Miami. Allí le esperará la jueza Aileen Cannon, que él mismo nombró poco antes de dejar la Casa Blanca y que ha tratado de protegerle, desautorizada por el Tribunal de Apelaciones, que será el último recurso de la Fiscalía para hacer justicia.