Revueltas
Las protestas de Sri Lanka derriban al Gobierno por su peor crisis económica
Furiosos por la falta de divisas que ha causado una escasez de comida y gasolina, miles de manifestantes toman el palacio del presidente y le obligan a huir

Actualizado el 10/07/2022 a las 09:50
Después de meses de protestas desatadas por la peor crisis económica desde su independencia, la revolución de Sri Lanka asestó este viernes su golpe definitivo al Gobierno. Mientras el presidente, Gotabaya Rajapaksa, se veía obligado a huir cuando la multitud asaltaba su palacio en Colombo, el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, se mostraba dispuesto a dimitir para dejar paso a un gobierno de unidad con los partidos de la oposición, que exigen su marcha.
Enclavada en el Océano Índico, esta isla de 21 millones de habitantes vive desde la primavera uno de los peores momentos de su historia por una absoluta falta de divisas extranjeras que le impide abastecerse de gasolina, alimentos y medicinas. A finales del mes pasado, el Gobierno debía a sus proveedores de combustible 700 millones de dólares (687 millones de euros) y solo podía pagar 130 millones de dólares (127 millones de euros). Naciones Unidas alertaba además recientemente que casi el 80% de las familias atravesaba serias dificultades y no podía hacer tres comidas al día debido al alza de los precios.
Al borde de la bancarrota, las autoridades han racionado tanto la gasolina que cada día se forman colas de hasta diez horas para repostar, lo que ha provocado una escasez general de productos por los problemas del transporte y disparado la inflación un 54%. Sin medicinas ni personal, los hospitales han reducido sus operaciones y los colegios, que han pasado cerrados buena parte de los dos últimos años por el coronavirus, también han cortado las clases. El Covid-19 ha asestado además un duro golpe a este país, que durante dos años ha perdido una de sus principales fuentes de ingresos: el turismo.
Aguantando estas penurias durante meses, la reciente decisión de usar la gasolina solo para los servicios esenciales, como los hospitales, el transporte de alimentos, la agricultura, puertos y aeropuertos, ha provocado la explosión final de los ceilandeses. A pesar de los racionamientos, cientos de miles de personas llegaron el viernes por la noche desde otras partes del país a la capita, Colombo,l para el "golpe final" al Gobierno.
Gases lacrimógenos
Ni el toque de queda ni los gases lacrimógenos disparados por la Policía consiguieron este viernes frenar la revolución, que tomó el centro administrativo de la capital. Rebasando los cordones de seguridad en sus violentos enfrentamientos con los antidisturbios, que dejaron al menos medio centenar de heridos, los manifestantes ocuparon el palacio presidencial, donde se bañaron en su piscina como la más clara prueba de su triunfo. El asalto obligo a huir al presidente mientras los soldados de la residencia disparaban al aire para dar más tiempo a la evacuación. Fuentes del Ministerio de Defensa informaron posteriormente que Gotabaya Rajapaksa se hallaba en un lugar seguro, "protegido" por una unidad militar de la Marina.
Tanto el presidente como su hermano Mahindra, que ocupó el poder entre 2005 y 2015, han pasado de ser los héroes que derrotaron a la guerrilla de los Tigres Tamiles a los villanos que han arruinado Sri Lanka por su mala gestión económica y los elevados préstamos pedidos a China.