Durante las fiestas varios buzones se retirarán y volverán los contenedores convencionales
La recogida neumática de basura comenzará en tres semanas, el 11 de febrero, en buena parte del Casco Viejo de Pamplona. La instalación está lista para dar servicio a más de 12.500 habitantes, que generan 16 toneladas de residuos al día. El sistema se interrumpirá en Sanfermines para evitar colapsos porque la red no tiene capacidad para asumir las 160 toneladas diarias de basura que llegan a acumularse durante los días de fiestas.
Los Sanfermines serán una excepción porque la planta no puede asumir todos los residuos acumulados. Además, hay buzones en el recorrido del encierro, de modo que, poco antes de las fiestas, se retirarán varios de los los buzones, se sellará el suelo con una lámina metálica y se volverán a colocar contenedores convencionales. La solución es idéntica a la adoptada en Vitoria para las fiestas de La Blanca. El Casco Viejo produce unas 16 toneladas al día, frente a las cerca de 160 de San Fermín.
El resto del año los vecinos utilizarán los buzones y, antes que ellos, los políticos del Ayuntamiento de Pamplona y de la Mancomunidad de la Comarca, entidades impulsoras del proyecto, comprobaron ayer el funcionamiento. Javier Torrens y Yolanda Barcina presidieron la visita. Ambos destacaron que la recogida neumática con un hito más dentro de la conservación del centro histórico, que se mostrará casi libre de contenedores y con más espacio peatonal. Un claro ejemplo: la plaza del Consejo, donde tres buzones sustituirán a los once contenedores actuales.
Los técnicos de la UTE FCC-Ros Roca, empresa encargada de acometer la instalación explicaron el sistema. Los vecinos tendrán que depositar la bolsa de basura en el buzón correspondiente, en el de franja verde, orgánica; en el azul, papel y cartón, y en el amarillo, los envases. La embocadura superior se abre con una manilla y tiene 38 centímetros de diámetro. Comerciantes, hosteleros, colegios o residencias dispondrán de una tarjeta para abrir la compuerta inferior, de mayor tamaño, apta para bolsas tipo industrial.
En los dos casos la carga cae a unas tuberías verticales de tres metros de profundidad , dotadas de un sistema de válvulas que se emplean para vaciar el recipiente, de modo que las bolsas se conducen mediante corrientes de aire de hasta 90 kilómetros por hora hasta Trinitarios, a través de las canalizaciones subterráneas. En la planta, un sistema informático controla 24 horas el proceso. Las tuberías verticales llevan unos sensores de nivel que detectan el límite y abren la válvula. Una vez en la central las bolsas toman distinto camino. Según el tipo de residuo, se deposita y se compacta en uno de los tres grandes contenedor, de 10 toneladas de capacidad cada uno. Cuando se llenan una grúa los eleva y los coloca en un camión para transportarlos a Góngora. En principio calculan que saldrá un camión al día y con la planta a pleno rendimiento, dos.
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