La extorsión económica y, en menor medida, el dinero de consistorios gobernados por el entorno de ETA, viven sus horas más bajas
ETA está en bancarrota y éste es otro de los factores clave, según los servicios antiterroristas, para entender el parón anunciado ayer. Sin capacidad logística ni técnica desde hace una década para sostener un largo secuestro, las dos únicas posibles vías de financiación, la extorsión económica y, en menor medida, el dinero de los consistorios gobernados por la izquierda abertzale, viven también horas bajas.
La extorsión por medio de cartas no ha cesado. Sólo en 2009 se contabilizaron cerca de 3.500. Sin embargo, cada vez son menos los empresarios vascos y navarros que ceden al chantaje, sabedores que ETA tiene cada vez más difícil cumplir sus amenazas si no pagan. Los terroristas, a su vez, aunque manden las cartas, tienen casi imposible cobrar después el dinero que exigen.
En cuanto a los consistorios afines a ETA, 42 en el País Vasco y Navarra, el allegamiento de fondos al entorno pro etarra tiene fecha de caducidad: el 22 de mayo de 2011, fecha de las elecciones municipales.
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