La mayoría de consumidores compra a ciegas. O no leen las etiquetas o si las leen no las entienden. La UE prepara una revisión del etiquetado para 2010
U N ejemplo claro de lo confuso que resulta el etiquetado para los consumidores lo encontramos en unas naranjas (ver imagen adjunta). En su etiqueta se anuncia en letras grandes Valencia, pero si se continúa leyendo, en las letras pequeñas, pone origen Argentina. ¿De dónde son las naranjas?.
U N ejemplo claro de lo confuso que resulta el etiquetado para los consumidores lo encontramos en unas naranjas (ver imagen adjunta). En su etiqueta se anuncia en letras grandes Valencia, pero si se continúa leyendo, en las letras pequeñas, pone origen Argentina. ¿De dónde son las naranjas?
El ejemplo ilustra lo que las asociaciones de consumidores y los sindicatos agropecuarios vienen denunciando desde hace año: compramos a ciegas porque el etiquetado no es claro. Exigen una mayor claridad en las etiquetas para poder elegir libremente, para proteger la salud y también para "cuidar" el bolsillo. "La legislación española responde a la comunitaria en esta materia y es muy ambigua", afirman desde la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU).
Un estudio de esta asociación ponía en evidencia que seis de cada diez consumidores no prestan atención a la información de las etiquetas. Una costumbre que es un error porque se pasa por alto información clave. Esas personas, normalmente, se dejan llevar por los mensajes publicitarios. Leer la etiqueta es necesario, entre otras razones, para saber si de verdad se está eligiendo un determinado producto, para conocer cuántas grasas, azúcares, sal o calorías se está ingiriendo, para saber su composición real. Y más en una sociedad donde la obesidad y los problemas cardiovasculares van en aumento.
Letras más grandes
CEACCU afirma que la Unión Europea está trabajando en una revisión de la normativa relativa al etiquetado. Aunque todavía no hay una decisión tomada, entre las medidas que recoge el actual documento figura que el tamaño de la letra tenga un mínimo con el fin de facilitar la lectura. "También se prevé que sea obligatorio que en los alimentos figure el origen del producto, de manera que, por ejemplo, en una lata de espárragos se tendrá que poner espárrago de Perú envasado en tal empresa de Navarra", apunta la técnica Yolanda Quintana.
La nueva normativa, que se prevé se saque adelante a lo largo de 2010, también podría obligar a que todos los alimentos lleven su tablas nutricionales, algo que ahora es voluntario. "Luego, se trabaja en que la sal figure como sal y no como sodio, para confundirla con un mineral y que el azúcar , que ahora se mete en los hidratos de carbono, se indique a parte para no confundir al consumidor", agrega Yolanda Quintana. Un estudio de esta organización arrojó que un 65% de los consumidores españoles no entiende la práctica totalidad de la información que aparece en los alimentos. Sin embargo, a pesar de no entenderla, una mayoría se fiaba de las etiquetas, aunque pedían que llevaran una información más útil y que ésta figurase en letras más grandes. "Otro 63% consideraba, erróneamente, que las grasas vegetales son siempre mejores que las grasas animales".
Mientras no haya una normativa que exija mayor claridad, los expertos aconsejan no dejarse llevar por los reclamos del envase que suelen ser muy llamativos, "porque distraen nuestra atención de la información clave (grasas, azúcar, sal, grasas trans, etc)". Entre esos "ganchos" que suelen utilizar en las etiquetas figuran expresiones como con vitaminas o bajo contenido en grasas,porque quizás escondan, por ejemplo, un exceso de azúcar. Y a la inversa. Además, este tipo de alimentos suelen resultar más caros para el bolsillo que los productos convencionales.
Los expertos subrayan que para estar sanos no hay que buscar alimentos "milagrosos", sino que lo mejor es llevar una vida saludable, con una dieta variada y equilibrada (cereales, legumbres, cinco piezas de frutas y verduras al día), realizar ejercicio físico y dormir un mínimo de horas.
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