La agencia de contraespionaje del Reino Unido presenta un libro oficial que revela algunos de sus secretos
Acostumbrado a operar entre tinieblas, el MI5 (la agencia de contraespionaje del Reino Unido) emergió hoy de las sombras para conmemorar sus cien años de historia con la publicación de un libro oficial que revela algunos de sus secretos. El volumen, titulado "La defensa del reino", como reza el lema del propio MI5, es obra del profesor Christopher Andrew, un erudito de la Universidad de Cambridge especializado en el oscuro mundo de los servicios de inteligencia.
"(El libro) es algo único. Ninguno servicio de inteligencia occidental ha hecho antes algo similar", dijo Stephen Lander, director general de la agencia entre 1996 y 2002, en una rueda de prensa celebrada en Londres para presentar el texto.
Andrew, a quien Lander encargó en 2002 la redacción de la historia autorizada del MI5 (acrónimo de Military Service, Section 5), ha tenido acceso a 400.000 archivos guardados celosamente por la agencia, fundada en octubre de 1909 con una plantilla inicial de dos personas y una misión: "Defender el reino" frente al imperio alemán.
Aunque el historiador, que califica esos expedientes de "emocionantes e intimidadores", alude a unas dos mil referencias de documentos inéditos, el "FBI británico" ha limitado la divulgación de material especialmente sensible.
En unas mil páginas, Andrew propone un entretenido viaje que arranca con la obsesión inicial de la agencia con los espías alemanes y rusos; pasa por la Guerra Fría, la desintegración de la Unión Soviética y la amenaza del Ejército Republicano Irlandés (IRA), y desemboca en las operaciones actuales contra Al Qaeda.
El libro menciona, por ejemplo, las peripecias del agente doble español Juan Pujol García, conocido por su nombre en clave británico "GARBO", que desempeñó un papel crucial en el éxito del Desembarco de Normandía al final de la II Guerra Mundial (1939-1945).
Andrew, que describe a Pujol como "probablemente el agente doble más brillante en tiempo de guerra", revela que "GARBO" sentía un "entusiasmo quijotesco y apasionado por su trabajo" que le costó un "arrebato de celos por parte de su mujer".
"La defensa del reino" desvela también que el MI5 advirtió a Neville Chamberlain, primer ministro británico al comienzo de la II Guerra Mundial, de que Adolf Hitler era un "gilipollas", si bien el mandatario, criticado entonces por su política apaciguadora hacia el dictador nazi, hizo oídos sordos.
Otra de las confidencias de la obra indica que el MI5 elaboró un archivo secreto sobre el laborista Harold Wilson, jefe del Gobierno británico en 1964-70 y 1974-76, por sus supuestos vínculos con empresarios de Europa del Este y agentes del KGB soviético.
Sobre asuntos más actuales, el profesor Andrew admite que la agencia de contraespionaje "estuvo lenta para ver la llegada del terrorismo islámico" de la red Al Qaeda, nombre que esos servicios secretos escucharon por primera vez en 1996.
De hecho, los "defensores del reino" fracasaron estrepitosamente al no impedir los ataques contra la red de transporte de Londres del 7 de julio de 2005, los primeros atentados suicidas múltiples en Europa, que causaron 56 muertos (incluidos los cuatro autores de la matanza).
Sin embargo, el MI5 ha abortado en los últimos años varios complots terroristas importantes, como el plan para derribar aviones transatlánticos en pleno vuelo con bombas líquidas, que el pasado mes costó la cárcel a un grupo de musulmanes radicales británicos.
Pese a las limitaciones impuestas por el MI5, la publicación del libro demuestra el aperturismo de unos servicios secretos considerados "el último tabú de la política británica" hasta 1989, cuando una ley fijó públicamente su estatus por primera vez.
Según Stephen Lander, el MI5 ha sacrificado parte de su hermetismo en aras de una mayor transparencia porque, tras los atentados cometidos por Al Qaeda en EEUU el 11 de septiembre de 2001, necesita la colaboración ciudadana más que nunca.
Como parte de esa nueva política, el servicio de inteligencia lanzó en 2002 una página de Internet en la que ofrecía trabajo a candidatos "fuertes, sensibles hacia los demás y abiertos a nuevas ideas", un reclamo que sonaba más a un anuncio para un asistente social que para un agente secreto a la usanza de James Bond.
Con todo, el MI5 continúa exigiendo a sus espías máxima discreción, pues ya se sabe que "por la boca muere el pez".
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