Carrefour dejó ayer de regalar bolsas de plástico de un solo uso en las cajas. Su eliminación ha provocado que la venta de bolsas de basura aumente un 48%
USABA las bolsas de plástico que nos daban para la basura. Como yo, mucha gente las reutilizábamos para eso. Así que ahora tengo que comprar bolsas de basura porque en mi casa seguimos generando la misma cantidad de basura". Carmen Goicoechea Segura, de 43 años, planteaba esta cuestión en el primer día sin bolsas del plástico en el híper Carrefour de Pamplona.
El punto de vista de esta vecina de Mendebaldea no era baladí. La retirada definitiva de las bolsas de plástico de las cajas de las grandes superficies aumenta la venta de rollos de bolsas de basura. En concreto, las ventas en el híper de Pamplona han crecido un 48% en septiembre con respecto al mismo mes del año pasado. "La supresión de las bolsas de plástico tiene un efecto claro en ese incremento", afirmaba ayer el director del centro, Antonio López Gómez. Y daba datos. Carrefour en Pamplona vendió en septiembre 4.500 rollos de bolsas de basura. De ellos, solamente 121 rollos (un 2,6%) eran de bolsas de basura biodegradables y de una capacidad de 30 litros, la más habitual en los hogares. El 97,4% de los rollos de basura restantes eran de plástico convencional. Es decir, bolsas confeccionadas con derivados del petróleo y que, al igual que las bolsas de plástico que se venían regalando, tardan en descomponerse más de 400 años, excepto si se tiran en el contenedor amarillo.
El precio explica por qué los clientes prefieren las bolsas de basura de plástico convencional. Un rollo de 20 bolsas de basuras biodegradables cuesta 3,85 euros, el doble que un rollo de 20 bolsas de plástico convencional.
Un vecino de la Rochapea, Fernando del Barco Matilla, de 49 años, mostraba cierto enfado con la eliminación de las bolsas de plástico de un solo uso en las cajas. "¿Qué pasa?, ¿Las bolsas de basura se pueden comer? ¿Son orgánicas? Al final, el beneficio será para los centros comerciales y para el Gobierno. El consumidor, como siempre, a perder".
La compra en la mano
No todo eran críticas a la medida adoptada por Carrefour. Fermín Elía Ansa, de 74 años, salía de una de las cajas con dos barras de pan en una mano y con una bolsa de gusanitos en la otra. "Era más cómodo con las bolsas, pero ya nos acostumbraremos. Me han dicho que si quería comprar una bolsa de rafía, que cuesta 50 céntimos, una biodegradable de fécula de patata, que cuesta cinco céntimos, pero como vivo aquí cerca, no he comprado", añadía este vecino de Barañáin.
Teresa Razquin Gurrea, de 76 años, explicaba que, a partir de ahora, el acto de compra ha de ser meditado. "Antes, si querías ibas a comprar. Ahora, no, hay que pensarlo. ¡Fíjese! Compré el otro día dos bolsas de rafía para estar preparada, pero como me he acordado de que tenía que comprar cosas, me las he olvidado en casa".
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Los clientes de Carrefour salían ayer con bolsas de rafía en lugar de las tradicionales bosas de plástico.
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