Hoy se cumple un mes de la muerte del madrileño Daniel Jimeno Romero, de 27 años, en el encierro. Su novia, Cristina González, recuerda los momentos vividos a su lado y aquellos días de julio
Se conocieron hace nueve años. A él le apasionaban los encierros y el mundo de los toros. Aunque vivían en Alcalá de Henares (Madrid), los nueve días de julio en San Fermín eran imperdonables. Como cada año, cogió fiesta en la empresa de Suministros La Guardia en la que trabajaba y metió en la maleta su polo de rayas marrón y rosa, con el que corría en Pamplona desde el año 2000. Disfrutaron del Chupinazo entre amigos y acudieron a los toros con las peñas.
Daniel Jimeno, de 27 años, y Cristina González, de 24, pasaron el 9 de julio juntos por Pamplona. Acudieron al encierrillo y pasearon por las barracas. Volvieron pronto a casa de los abuelos de él, en San Juan. Juntos, en el sofá, vieron una película, pero Daniel se aburrió pronto y antes de las once y media de la noche ya estaba en la cama. "Hasta mañana", le dijo a Cristina. "Es lo último que recuerdo, es lo que me queda. Aquel "hasta mañana", que no fue un mañana como nos hubiera gustado", cuenta ahora Cristina González. "Lo que Daniel sentía por Pamplona era emoción. Nos enseñaba todos los lugares de la ciudad, visitaba a San Fermín en su capilla y recopilaba vídeos y fotos de los encierros en los que salía", cuenta ahora su novia.
Hoy hace un mes del fatídico encierro. El toro Capuchino de Jandilla corneó mortalmente a Daniel Jimeno el 10 de julio en la zona vallada de Telefónica. En su mano, el anillo que ambos llevaban inscrito con sus nombres y la fecha de su relación. Puesto, como siempre, el polo de rayas que su madre "escondía", año tras año, y que él metía en la maleta para venir a Pamplona.
¿Había hablado alguna vez con Daniel del riesgo de los encierros?
Sí, yo siempre se lo decía. A mí los toros no me gustaban, pero me aficioné algo por él. Yo le decía que me daba pánico que se pusiera en el encierro, pero estaba con él y sabía que le encantaba correrlo. Lo llevaba en la sangre. Yo le decía: "ten cuidado". Él me decía que estuviera tranquila. Era muy responsable. Si salíamos una noche, jamás corría al día siguiente.
¿Cómo afrontaba él los encierros?
Dani era de mucho dormir. Era la única fecha del año en la que se levantaba tan pronto para hacer algo. Y lo hacía con una sonrisa de oreja a oreja porque iba a correr el encierro. El 7 de julio de este año se despertó antes de tiempo, pero se vistió y preparó por miedo a quedarse dormido.
¿Usted veía el encierro por televisión?
Nunca, me daba mucho miedo. Cuando él volvía, lo veíamos en la tele y me decía: "Mira, mira, ahí estoy yo". Tan contento. La única que vez que vi el encierro en directo por televisión se cayó y pasé mucho miedo.
¿Trató de impedir que corriera o entendía que era algo que él disfrutaba?
La afición de las personas siempre hay que respetarla, sea la que sea. Era su afición, pero nunca pensó en que le podría pasar algo.
De hecho, el padre de Daniel siempre le había animado a correr en Pamplona porque pensaba que era más seguro.
Eso se ha visto claro. En otro pueblo los sanitarios llegan más tarde. Pamplona es la ciudad más segura en los encierros en servicios médicos.
Sin embargo, ha habido personas y medios que han aprovechado la muerte de Daniel para poner en duda la seguridad del encierro de Pamplona.
Toda la familia está de acuerdo en la importancia de la seguridad del encierro, de eso no hay duda. La seguridad de Pamplona es la mejor de todos los encierros.
¿Había tenido Daniel algún otro percance en los encierros?
No, alguna caída, pero sin nada más. Nunca un susto grande.
Lo que desencadenó su cogida también fue una caída, un infortunio...
Sí. Yo he visto la cogida porque lo necesitaba. Yo sé cómo corría y cómo era él. Necesitaba saber qué le había pasado. Por qué. Se cayó y se intentó meter para adentro. No vio al toro... Ha sido mala suerte, muy mala suerte... intentaba salir.
Al igual que todos los días corría con su polo inconfundible, pero no llevaba nada más encima.
El polo lo guardaba todo el año. Siempre ha corrido con ese polo, era su seña. No llevaba nada más, para no perder nada. Por eso no llevaba cadenas, ni el móvil ni ninguna otra cosa.
De ahí también los problemas para identificarlo...
Al principio dijeron que era una persona británica. Nosotros estábamos más tranquilos y pensamos que no era él. Mi suegro me dijo que Dani no había vuelto a casa y que se había caído, pero en la tele no se veía nada más. Nos empezó a llamar gente. Un amigo me contó que habían dicho lo de la alianza con mi nombre. Pero yo siempre me ponía en lo mejor. Pensé que se le habría caído. Seguro que estaba herido. Luego ya, con lo del tatuaje, ya que no quedaba otra... Hasta que no entré a verlo por la tarde, no me lo creí. Intentaba cerrar todas las opciones posibles. Siempre piensas que no ha vuelto a casa porque se ha encontrado con alguien, que está desayunando. Llamamos al hospital y nos dijeron que fuéramos. En el fondo, algo nos decía que podía ser él. Y empezó a sonar el móvil... fue un momento muy duro, de mucha rabia... Pero es el destino. Todos tenemos un día, aunque intentemos buscar el por qué... Luego piensas que fue mala suerte y que no era su día.
Le gustaba algún encierro concreto.
Le gustaban todos, pero con los Cebada Gago decía: "Estos son los chungos". Yo le solía preguntar por ése encierro y le decía que tuviera cuidado. Él le tenía mucho respeto a los toros, a todos.
¿Cómo era Daniel en el día a día?
Era una persona alegre, cuando quedamos con los amigos o la familia siempre sale él en alguna conversación. Era el alma de la fiesta. Siempre estaba contando chistes, era gracioso. Yo le decía que me dolía la tripa de reírme con él. Ahora, cuando nos juntamos todos los amigos y parejas, yo sé que me falta. A veces miro el móvil para ver si me ha llamado. Lo mismo les pasa a sus padres, con los que no he perdido el contacto y con los que seguiré teniendo relación.
Y estos días, ¿cómo los ha vivido?
La semana pasada celebramos mi cumpleaños. No me apetecía, porque sabía que me faltaba él. No quería ni que llegara el día. Pero fue otra manera de volver a juntarnos todos y estar juntos.
¿Cambiará tras lo sucedido su relación con Pamplona?
Yo iba con Dani a Pamplona porque a él le gustaba muchísimo. Volveré a San Fermín, porque ahí está su familia y tenemos amigos. Pero no el año que viene. Yo intentaré cumplir sus sueños y regresaré a Pamplona para enseñar a muchos amigos que no conocen todavía la ciudad todo lo que a él le gustaba. Pero no el encierro, eso se acabó.
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Daniel Jimeno, en primer plano, en el callejón de acceso al ruedo con su camiseta de rayas, en el encierro del 7 de julio pasado corrido con toros de Alcurrucén. JORGE NAGORE
Daniel Jimeno y su novia, Cristina González.
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