Los niños ofrecieron ramos de flores para honrar a la Virgen del Pópulo antes de festejar el chupinazo chiqui
P ara Mª Teresa Martínez, de 71 años, ayer era uno de los días más especiales de las fiestas de San Martín. Esta Hija de la Caridad es la responsable de abrir el Día del niño en la ofrenda floral a la Virgen del pópulo. Por esa razón, la iglesia dedicada a la Santa estaba llena de niños con sus ramilletes de flores. "Aprovecho para hacer una catequesis para las familias y los niños. Es un momento especial para todos, pero sobre todo para los padres", explicó esta hija del pueblo.
Tras pedir por la familia, por los niños y por la paz, llegó el momento de la ofrenda, por la que la Virgen "se sintió muy agradecida", como señaló la hermana Martínez.
Tras la oración y la ofrenda floral, llegó la hora de lanzar el chupinazo chiqui de las fiestas, y el elegido para hacerlo fue Raúl Landíbar Muruzábal, de 5 años. Él, junto a sus amigos Íker Laínez Lanchetas, de 8 años, y Iosu de Esteban Blanco, de 9, inauguraron el Día del niño desde el balcón del Ayuntamiento con tres sonoros cohetes, mientras Pablo Casa Leoz, de 8 años, fue el encargado de lanzar los "vivas" a la virgen y al pueblo. Después llegaría el turno de las bombas japonesas que sembraron el suelo de chucherías. "Ayer, debido a la tormenta, no hubo toro de fuego. Así que recompensamos a los pequeños con bombas japonesas", comentó el alguacil Jose Mª Muruzábal Janices . Pero las hermanas Marina y Paula Valencia Samper, de 11 y 8 años, se sintieron algo decepcionadas. "La verdad es que han lanzado pocas cosas. Hay mucha gente, demasiado niños", sostuvo Marina. Mientras Paula afirmó: "Sólo he cogido una cosa".
Aunque el Toro de Fuego es uno de los actos estrella de las fiestas para los más pequeños, en su día tienen otras muchas actividades. Disfrutaron de hinchables y otros juegos en el frontón municipal, como un minigolf y un toro mecánico, y también hubo una comida (tallarines, pollo asado y helado) en el Mesón Tomás. Para Ainhoa Laínez Lanchetas y Uxue Mardaras Valencia, de 10 y 11 años, lo mejor son los hinchables. "Y también está la comida de los niños y el desfile de disfraces", comentó Ainhoa, que se vistió de hawaiana por la tarde.
De niños a mayores
Para los que dejaron de ser niños hace poco, como Christian Valencia Alcalde, de 14 años, o los que están en plena adolescencia, como David Morilla Valencia, de 17 años, el Día del niño sigue teniendo un recuerdo especial. "Yo tiré el cohete un año, y otro año que hubo corporación chiqui, fui alguacil. Y luego me gustaban los hinchables, pero siempre perdía el dinero" explicó Valencia. Para Morilla, lo mejor eran los gigantes, y de hecho él y Christian llevan uno cada uno por las calles de San Martín con la comparsa. "Son las mejores fiestas de Navarra", sentenció muy serio Morilla.
"Aunque las fiestas han cambiado mucho, no se ha perdido lo esencial", expusieron Teresa Pérez Lerga, Mª Luisa Ayerra Palencia, Mª Jesús Leoz Leoz y Josefina Leoz Lecumberri, cuatro sanmartinejas de "entre 65 y 77 años". "Por ejemplo, nosotras no teníamos fiesta del niño, ahora la juventud se divierte de otra forma. Pero seguimos viniendo", afirmaron, y sentenciaron: "Estamos preparándonos para la comida de mañana, del Día de la mujer".
Tras los hinchables, le tocaba el turno a los gigantes y a los cabezudos, llamados el Capitán, el Moruco y el Churro. La comparsa, formada por portadores de todas las edades, bajaron desde la casa consistorial al bar El Castillo, y tras bailar en su puerta, subieron para continuar la fiesta en la plaza. "Para los gigantes, la clave es el entrenamiento. Llevamos entrenando desde hace tres semanas todos los domingos y sábados alternos. Cada uno de ellos pesa 40 kilos, más o menos, y es importante la preparación física", apuntó Imanol Janices, de 24 años y natural de Zizur. "También son importantes los vídeos que se graban durante los bailes, sobre todo cuando los que van a bailarlos están dispersos como es nuestro caso", señaló Martín García, vecino de Berriozar y auroro de San Martín, que ha comenzado a llevar los gigantes este mismo año. "Ya ves, con 47 años, soy un juvenil", bromeó. Junto a ellos también bailaron los gigantes grandes los sanmartinejos Javi Abete, de 25 años, y su padre Fran, de 48.
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De izda a dcha: Íñigo Lerga Valencia, Sheyla Valencia Baquedano, Paula y Marina Valencia Samper y, en primer término, Pablo Valencia Baquedano, antes de ir a los hinchables. A. CARRERA
Mª Teresa Martínez supervisa que todas las flores ofrecidas por los niños lleguen bien a la Virgen. A. CARRERA
Los gigantes de San Martín de Unx bailando ante los vecinos, que se resguardaron del calor en la sombra que proyectaba el muro. ANDREA CARRERA
Algunos de los miembros más jóvenes de la comparsa. ANDREA CARRERA
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