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A PUNTA SECA FERNANDO PÉREZ OLLO

Una biografía sentimental

Actualizada Lunes, 15 de junio de 2009 - 04:00 h.

E L subtítulo declara el alcance de esta biografía: "Vida y obra de Serafín Baroja. El origen de una estirpe". El libro va dedicado a Carmen Loreto Baroja Nessi (1883-1950), pamplonesa de cuna, única hija del biografiado y madre del autor. Otro hijo de Carmen Baroja, Julio Caro, sintetizó la idea familiar sobre Serafín: "Mi abuelo pasó por la vida como un pájaro, riendo, cantando y haciendo cosas raras".

Pío Baroja, en sus Memorias, veía a su padre como un donostiarra con "gran entusiasmo por su pueblo, con caracteres de verdadera manía. No comprendía que lo importante, en su tiempo y en el actual, al menos desde un punto de vista literario, no es llevar París o Madrid a su rincón, sino llevar el rincón a París o a Madrid (.) Mi padre era hombre alegre y bondadoso, muy preocupado de la opinión de sus antiguos amigos y bastante despreocupado por las cosas propias. Tenía fama de original y era de temperamento bohemio y de carácter algo arbitrario (.) Nunca tuvo sentido práctico; creía que eso de ganar dinero era una broma que no valía la pena y, en algunas partes, como en Bilbao, obtenía mucha menos ganancia que sus ayudantes, hasta el punto que uno de ellos ganaba cincuenta o sesenta mil pesetas, cuando él no cobraba más que seis o siete mil al año.(.) A mi padre le faltaba para ser escritor el tener una visión clara de lo que era y es siempre interesante para el mundo. Esto le faltaba en absoluto, y sin ello no podía hacer nada importante. Su educación literaria era deficiente. (.) En su especialidad vasca, sabía el vascuence bien. Hubiera podido hacer una serie de canciones y recoger otras muchas, populares, con lo que hubiera llegado a tener una personalidad literaria. Creía que no había que llevar lo particular a lo general, es decir, en su caso, lo vasco a lo universal, sino llevar, por el contrario, lo universal a lo vasco. Pensaba también, como sus amigos donostiarras, que San Sebastián, pueblo de poco carácter, era el ombligo el mundo y que la gente ramplona de alguna sociedad popular podía constituir un público digno de tenerse en cuenta (.) Los donostiarras creyeron que Calbetón, los Machimbarrena, Jamar, etcétera, eran hombres importantísimos porque habían llegado a tener alguna posición y tratar con la gente política llegada de Madrid."

Pío Caro Baroja se define como "nieto sentimental" -lo es, ciertamente- y demuestra una cálida sintonía con su abuelo. No desdice las opiniones estampadas por su tío, pero refuerza los trazos simpáticos y alegres, fiel a la leyenda familiar y los papeles guardados en el desván de Itzea, clasificados por D. Julio, y aporta algo imprescindible,que siempre citado cuando se habla del personaje, pero difícil de encontrar: los textos de sus obras, reducidas a veces a anécdotas humorísticas, "germen de la creación artística de sus hijos, también de sus ideas y de nuestros sentimientos. El origen de una estirpe, un claroscuro de risas y lágrimas".

Serafín Baroja Zornoza, ingeniero (1868) por la Escuela de Minas de Madrid -a la que llegó con recomendación de Pascual Madoz-, desempeñó su trabajo en Río Tinto (1868-1871), Guipúzcoa (1872-1879), Madrid (1879-1881), Pamplona (1881-1885), Bilbao (1886-1888), Madrid (1888-1890), Valencia (1891-1894), Madrid de nuevo. Fue el primer Baroja fallecido en Bera, el 16 de julio de 1912 -cuando Pío ya había comprado Itzea, necesitada de arreglos antes de que la ocupara la familia- y fue enterrado en el camposanto sobre la margen derecha del Bidasoa. Baroja vio y certificó minas en Navarra antes de venir destinado a Pamplona. Aunque los archivos de Minas todavía están pendientes de inventario y catalogación, sabemos que el 30 de noviembre de 1872-agradezco la noticia a Susana Herreros- firmó en San Sebastián el plano de demarcación de "La Rosario" en Mués, caducada en 1895.

Más interesante que el Baroja profesional resultan hoy el escritor bilingüe y libretista crucial -y disparatado- y aun el liberal convencido, voluntario y corresponsal en la tercera guerra carlista. Envió a El Tiempo, de Madrid, dieciséis artículos (enero-febrero de 1876) sobre la guerra civil,de la que también dejó algunos intesantes dibujos. De las crónicas -agrupadas y publicadas como tales en 1986- extrajo noticias Pío Baroja para su "Zalacain el aventurero" y los materiales del reportaje gráfico los publicó D.Julio en su "Del país, familia y maestros". A Serafín Baroja se debe el libreto de "Pudente", la pionera ópera vasca a la que puso música Santesteban hijo y cuya obertura se tocó en Pamplona en 1884.No fue su único intento lírico. A esos libretos debemos añadir una abigarrada producción poética en euskera y castellano. La suya no es una poesía metafísica ni à la page, sino popular de raíz y forma: no se cansa de ponderar al bertsolari donostiarra Indalecio Bizcarrondo,Vilinch, muerto a consecuencia de un proyectil carlista en el asedio a su ciudad, como el mejor poeta vascongado. Y en sus años de Pamplona desarrolló otra de sus aficiones: el periodismo. Aquí sacó el "Bai, Jauna, bai", "periódico a una sola mano" (1883), luego (1904) reintentado en Madrid. No consiguió que se suscribiera el Ayuntamiento pamplonés y el nieto publica la instancia y la negativa.

Pío Caro, "hombre de imágenes", según su hermano, ha escrito este libro con el corazón, con la memoria fmiliar y los papeles que guarda en casa, sin archivos ni apenas bibliografía, como no sean las ediciones de Serafín, en primer término la de Urquizu, con ortografía vasca actual, que Serafín rechazaba irónico yde plano. Trabaja los textos del abuelo y le sobran opiniones ajenas, aun encomiásticas. Prescinde, por ejemplo, de las abundantes necrológicas de 1912-1913 insertas en "Euskal Erria" -Alzaga, Alzola, Bengoechea, Carmelo Echegaray, Ezponda, Gabilondo, Gamboa, Guelbenzu, Latierro - y de las páginmas de Nathalie Morel-Borotra en "L"opéra basque" (2003).

Un patriarca poliédrico, visto a través de su obra y de la familia.

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Serafín Baroja Zornoza (1840-1912), retratado por su hijo Ricardo. ARCHIVO


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