Un periodista ha convivido a lo largo de toda la semana con uno de estos grupos de adolescentes
La venta de drogas a pequeña escala cada vez se produce en edades más tempranas. Grupos de adolescentes de chicos y chicas de 13 y 15 años de edad venden hachís y marihuana por las calles de Pamplona a plena luz del día para costear su consumo.
Un periodista de Diario de Navarra ha convivido a lo largo de la semana con uno de estos grupos y ha pulsado las razones por las que se inician en las drogas y lo que les lleva a esta situación. El jefe de la Policía Municipal, Simón Santamaría, establecía ayer dos tipos de adolescentes iniciados en la droga : "los más jóvenes tratan de pagarse sus consumos con la venta. Los que llegan a los 16 o 17 años, si se quieren dedicar a esto dejan de consumir porque un chaval que está "enganchao" es mucho más abatible por la Policía".
Entre los menores detectados hay de todo. La Policía señala que muchos proceden de familias desestructuradas. Otros, que aparecen en el reportaje, tienen su origen en familias de clases medias, residentes en barrios nuevos de la ciudad. En algunos casos, sus padres conocen que fuman porros pero lo toleran por no enfrentarse con sus hijos. Uno de los chavales que consume y llegó a vender droga en un instituto, reconoce que "el origen del problema radica en la falta de comunicación de la familia".
Los jóvenes traficantes actúan en grupo. Así se sienten más seguros. Afirman que es fácil conseguir cualquier tipo de droga. Transportan el hachís y la marihuana en motos de baja cilindrada que ellos mismos han trucado para poder huir, en caso de peligro, de la policía.
El grupo con el que el periodista convivió esta semana confiesa que sólo vende -prefieren llamar trapichear- a amigos y conocidos, y lo hacen por el móvil, a través de mensajes en clave : "Necesito dos cervezas, dos pollos, dos pizzas." para referirse a los distintos tipos y cantidades de mercancía.
Afirman que cada vez tienen más competencia. Hay demasiados adolescentes enganchados a las drogas que venden para consumir. Las pagas semanales que reciben de sus padres no superan los 30 euros. No es suficiente para cubrir su dependencia diaria y las borracheras del fin de semana.
Al cumplir los 18 años, unos deciden dejarlo, destrozados por la adicción diaria pero, otros, deciden saltar a otro nivel. El dinero fácil les ha atrapado, como lo hicieron los porros de hachís y marihuana a los 11 y 13 años. El negocio de las drogas puede llegar a proporcionarles un "sueldo" aproximado de 6.000 euros al mes. Han creado su propia cartera de clientes. Lo documentan todo en libretas de contabilidad. No utilizan armas. Si tienen que pedir la patxana -la deuda por el impago de alguna entrega, no dudan en emplear "los puños"y recuperar la deuda a golpes.
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Uno de los jóvenes del grupo que consume y vende droga se ofreció a hacerse una foto que no le identificara. Está liando un porro.
El grupo saca lo que llevan: marihuana, en la bolsa y la lata, y huevas de hachís (en los dedos). BENÍTEZ
Kati, de 17 años, enciende su segundo porro en menos de 1 hora. BENÍTEZ
Los menores se acercan y no dudan en prepararse un porro de huevas de hachís y dejarse fotografiar sin que se les identifique. IVÁN BENÍTEZ
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