Empieza la batalla por el trono

El español Rafael Nadal, durante uno de los entrenamientos previos al inicio del Open de Australia. AFP

El Open australiano es el primer Grand Slam del año y el que mide las fuerzas de los contendientes en una temporada en la que Rafa Nadal deberá defender su número uno. Australia llega con una pista (Plexicushion) que a jugadores como Federer les parece "demasiado lenta", y también con nuevos premios, que subieron un 12,3%, por lo que se van a repartir unos 11,6 millones de euros. Así, los campeones individuales recibirán más de un millón de euros.

También se reforzaron las medidas de seguridad ante los problemas que hubo la pasada edición entre aficionados serbios y croatas. Asimismo, el Open se jugará entre diatribas sobre el mes en que se debe jugar.

Tanto Nadal como Federer insistieron en que se juegue en febrero para que así tengan más tiempo para prepararlo. Los australianos se niegan, por tradición y porque es época de vacaciones para los niños.

En el aspecto deportivo, Nadal y Federer son los grandes favoritos. El primero porque es el número uno y porque la pista, algo más lenta, le favorece. El suizo porque demostró llegar en buena forma (viene de ganar en una final de exhibición en Kooyong a su compatriota Wawrinka por 6-1 y 6-3, pero, sobre todo, porque está jugando muy bien, con toque y buenas sensaciones).

Sin embargo, ambos tendrán en Murray al gran rival (va por el lado de Nadal) porque el escocés demostró ser el jugador más en forma del circuito. Davydenko, lesionado, es baja.

En las chicas la gran novedad es la ausencia de María Sharapova, que no pudo recuperarse de su lesión de hombro y no llegará a tiempo. El torneo femenino está muy abierto: Jankovic es la número uno, está Ivanovic, las rusas y las hermanas Williams.