Las catorce cruces que han representado el Vía Crucis en el camino a la ermita del Calvario de Viana en los últimos años fueron donadas por una familia de la localidad, según recordó el párroco César González Purroy. De aproximadamente un metro de altura, el paso del tiempo había deteriorado su débil estructura metálica, colocada con un sistema poco seguro.
"Yo creo que cambiarlas es una buena idea. Son signos religiosos que son parte de nuestra cultura", comentó César González Purroy. Con los nuevos elementos, el párroco pretende revitalizar una ermita, sin valor artístico y para ello está estudiando la posibilidad de promover un Vía Crucis nocturno en verano. "El templo está abierto al culto, pero se utiliza sobre todo en Cuaresma, cuando un grupo de mujeres acude todos los días a rezar", dijo.
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