POR ALGO SON LOS CAMPEONES

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Olaizola II golpea la pelota ante la mirada de Irujo.

Aimar Olaizola le suelta a una pelota en presencia de Juan Martínez de Irujo, y con los dos zagueros por detrás en el Labrit. JAVIER SESMA

Irujo y Olaizola II siguen la trayectoria de una pelota. JAVIER SESMA

Los duelos entre Aimar e Irujo no defraudan nunca. El que se vio ayer por la tarde en un Labrit hasta la bandera (cerca de 1.200 espectadores en la mejor entrada vista hasta ahora) tampoco. Fue un partido de campeonato -una hora larga de esfuerzo y más de 800 pelotazos a buena- en el que los campeones demostraron que por algo son los campeones. Olaizola II-Mendizabal II se impusieron 22-16 a Irujo-Goñi III, que terminaron desesperados.

Se preguntaba ayer la grada por dónde rompería el choque de trenes en el Labrit. Las miradas apuntaron a la zaga, y se encontraron con la mejor versión de Mendizabal. Estuvo el herniarra seguro, sujetó bien y le quitó el aire a Irujo. Un dato, no cometió su primer error hasta el 11-9. Fernando Goñi también ofreció mejor imagen que en los dos últimos partidos, pero aún así no resultó suficiente.

Irujo no encontró salidas

Visto que atrás nadie conseguía romper, el partido debía buscar soluciones adelante. Y allí volvieron a verse dos caminos, dos formas distintas de hacer las cosas.

Aimar Olaizola demostró una vez más que es un mariscal en la cancha. Defendió con solidez, abrió el marcador (desde el 4-0 inicial hasta el 22-16 final siempre fueron por delante en el electrónico) y fue marcando el tempo del partido. Sacó siempre largo, cargó atrás para evitar a Irujo y castigar a Goñi, y apuntilló con acierto cuando se le presentó la oportunidad.

Juan Martínez de Irujo terminó desesperado y sin poder encontrar salidas en el Labrit. Atrás Mendizabal lo aguantó todo, en el mano a mano con Olaizola no pudo buscarle las cosquillas al de Goizueta. Se conocen tan bien que sorprender resulta difícil. Y a pesar de que se cobró tantos de bellísima factura: dos rebotes (el 8-6 y 21-15) y un par de ganchos marca de la casa. A Juan se le acabó acumulando la tarea adelante, detrás y verse siempre a remolque en el marcador. Y así llegaron los errores. Sumó 14, demasiados para poder llegar a 22.