La fundadora carmelita en Navarra y discípula de Santa Teresa de Jesús estuvo siempre cerca de los sencillos, pobres y necesitados. Pese a ser de origen hidalgo y familia muy bien situada, aprendió de su padre y su abuelo el amor hecho servicio hacia los excluidos y marginados de su tiempo. Siempre gustaba de vestir modestamente. Cuando la peste llegó hacia 1570 a su pueblo, Madrigal de las Altas Torres, tenía dinero y medios suficientes para huir, pero se quedó, junto con su hermana María, para socorrer a los enfermos y amortajar con dignidad a los fallecidos.
Al ingresar en las Carmelitas quiso ser lega. Introdujo la costumbre del trabajo manual entre las religiosas, para ganar ingresos y ofrecerlos como limosna. Destacó por auxiliar a moriscos al ser expulsados por Felipe II tras la rebelión de las Alpujarras.
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