El secretario general de UPN dijo que no tardará mucho en decidir si opta o no a presidir el partido
El presidente de UPN, Miguel Sanz, reclamó ayer para su formación política un "líder fuerte, con el mayor respaldo político, interno y social" y destacó la necesidad de "unidad" que tiene ahora la formación regionalista.
Aún fue más claro al reconocer que no le gusta la guerra sorda abierta entre la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, que aspira de forma oficial a presidir el partido, y el secretario general de esta formación, Alberto Catalán, que aún no ha aclarado si será rival de Barcina en la carrera presidencial.
Sanz admitió que le desagrada la situación generada en el debate sucesorio para dirigir las riendas de UPN, con declaraciones cruzadas entre Barcina y Catalán. No obstante, afirmó, él no puede "hacer nada". "Las medidas de imposición sólo las toman los dictadores, y yo no soy ningún dictador, a pesar de lo que dicen algunos", aseguró.
Sanz, que en repetidas ocasiones ha expresado públicamente su preferencia por Barcina como nueva presidenta del regionalismo navarro, volvió a enviar ayer un mensaje para navegantes al expresar su confianza en que la tensión interna pueda resolverse. "No dudo de la responsabilidad de todos los que legítimamente tienen aspiraciones para saber que lo más importante en estos momentos es el partido y la unidad", advirtió. "Cada uno tiene que estar en su sitio y el partido en el de todos", concluyó.
Catalán responde
El presidente regionalista se manifestó así ayer a primera hora. A las diez y media de la mañana, en la sede de UPN, los periodistas trasladaron sus declaraciones al secretario general del partido, Alberto Catalán. Con su acreditada capacidad para dar respuestas políticamente correctas ("ahora no toca hablar de esto", "las cuestiones internas del partido deben resolverse en el ámbito interno", etc), fue necesario insistir con varias preguntas hasta que Catalán dio una respuesta con contenido: la decisión sobre si se presenta o no como candidato a presidir UPN "va a depender de la voluntad de las personas (en referencia a los afiliados), pero, sobre todo, y lo digo sinceramente, va a depender del partido. Este humilde secretario general ha demostrado a lo largo del tiempo que es una persona de partido, para lo bueno y para lo malo. Yo estoy muy orgulloso de ser secretario general del mejor partido del mundo, del partido que representa la voluntad mayoritaria de Navarra", señaló.
A pesar de que, según dijo, esta afirmación perseguía "evitar cualquier otro comentario en la misma línea", lo cierto es que no sirvió para aclarar si finalmente se presentará o no como candidato. Tomar la decisión, precisó, no le llevará mucho más tiempo.
Unidad por encima de todo
Con respecto a la reclamación de unidad hecha por Sanz, Catalán recogió el guante con una frase que podía sonar tranquilizadora para su jefe de filas: "La unidad va a prevalecer por encima de todo". Se mostró "agradecido" a los afiliados que le animan a optar a la presidencia de UPN y expresó su confianza en que tanto el partido como sus dirigentes "van a saber estar a la altura de las circunstancias".
En cuanto al reconocimiento por parte de Miguel Sanz de que no le gusta la situación creada entre Barcina y Catalán, éste manifestó su "respeto escrupuloso al presidente del partido". En cualquier caso, añadió que a él, como secretario general, lo que le tiene que "agradar o desagradar" y lo que tiene que "compartir o no compartir" es lo que dicen los afiliados y los ciudadanos navarros.
Ya en un tono completamente oficial, Alberto Catalán señaló que "UPN debe seguir adoptando las medidas e iniciativas que le hagan seguir siendo el referente político e institucional de esta comunidad". Añadió que, "guste o no", "la garantía para que la Comunidad foral de Navarra siga siendo lo que es en este momento, y a futuro, es única y exclusivamente UPN".
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