Una patrulla de la Policía Municipal sorprendió a dos ladrones, que amenazaron al conserje
Los dos agentes de la Policía Municipal de Pamplona llevaban varias horas de patrulla por la ciudad. Eran ya las cuatro de la madrugada de ayer y el turno de noche transcurría tranquilo. Como otras veces, habían visitado a personas que trabajan a esas horas y nadie les había transmitido problema alguno.
Pero al llegar a la calle Iturrama para preguntar en el Hotel Ciudad de Pamplona si todo iba bien, la apacible ruta se interrumpiría: una zapatilla de deporte colocada entre las dos hojas de cristal de la puerta les llamó la atención, y entraron. Sorprendieron a dos ladrones.
Lo que los dos agentes no sabían es que unos minutos antes los delincuentes (uno encapuchado, otro ocultando parcialmente el rostro con una gorra y ambos de nacionalidad española) habían amenazado al recepcionista con un destornillador en el cuello y le habían encerrado en una pequeña habitación cercana junto a otra empleada.
Aunque se habían hecho con el dinero que había en el mostrador, algo más de 700 euros, quisieron más y regresaron a la pequeña habitación para robar a los dos empleados. Ninguno llevaba cosas de valor encima, y se dirigían a la zona de taquillas con el recepcionista cuando repararon en una caja fuerte. Obligando al empleado a quedarse con ellos tras el mostrador, intentaban abrir la caja fuerte cuando entraron los dos agentes.
Los pasos de los policías alertaron a los ladrones, y el encapuchado asomó la cabeza por encima del mostrador. Al verlo, los agentes se identificaron y desenfundaron sus armas. Nadie salió de detrás del mostrador y uno de los agentes disparó al aire.
El conserje, al observar que un ladrón se tumbaba en el suelo y el otro levantaba los brazos, salió para que le vieran los agentes. "¡Es un atraco!", les dijo encaminándose hacia la puerta. Por fin a salvo: ya se encontraban allí los policías que habitualmente entraban al hotel para preguntarle si todo iba bien.
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