"Hoy el mejor alcalde de nuestra ciudad sería un buen psiquiatra"
"Tengo 52 años y cada vez más miedo de ser atropellado por la vida". Esta "obsesión" es la que ha llevado al artista Félix Ortega a dedicar su última exposición a los pasos de cebra. La ha llamado Corazón de Tokio porque en el centro de Tokio, a diferencia de las ciudades europeas, no hay plazas. "Hay una confluencia de avenidas por donde pasan día y noche millones de habitantes y todo funciona porque hay unas rayas pintadas en el suelo".
A Ortega esto le llama mucho la atención. "Me parece brutal y fantástico que obedezcamos como hormigas estos códigos. Sin ellos nada funcionaría".
Su obra hasta entonces había sido más pictórica y sobre una superficie. Ahora ha "huido del muro" y ha optado por trabajar sobre tres dimensiones. "Es lo que más me agrada de esta exposición. Lo más novedoso".
El verdadero problema
Ortega reconoce, sin embargo, que los pasos de cebra en realidad no son más que una "ironía" para hablar del problema real. "El verdadero interés es una reflexión sobre qué estamos haciendo con nuestras ciudades". El artista tiene serias dudas sobre si el modelo de ciudad que se está creando es el mejor. Y avisa de antemano que él, aún después de haberle dado muchas vueltas, no tiene la solución porque no es "ni arquitecto ni urbanista".
La exposición cuenta con 22 piezas y en el centro de la sala, igual que en el corazón de Tokio, hay un gran paso de cebra pintado en el suelo. Ortega anima a pisarlo. "Podéis pasar por él, sólo espero que no os atropellen", bromeó.
Todas las piezas llevan escritas reflexiones en lugar de títulos. En ellas el artista habla de sus miedos, sus ocurrencias y reconoce que esto se ha convertido para él en una obsesión. "Tengo ganas de acabar con esto y no pienso pintar más pasos de peatones porque ya se hace bastante aburrido", dijo entre risas.
Durante la rueda de prensa celebrada ayer, en la que presentó su obra acompañado por la concejala de Cultura Paz Prieto, también habló de Pamplona. "Una de las cosas buenas que tenía es que era una ciudad ordenada. Incluso era modelo urbanístico. Hasta hace 15 años, por poner una fecha. Se abandonó ese orden. De repente nos fuimos por las laderas a hacer chalés y villas. Y esto cambió los comportamientos colectivos".
La Sala de Armas de la Ciudadela acogerá esta exposición hasta el próximo 30 de noviembre. El horario es de lunes a sábado de seis y media de la tarde a nueve de la noche y domingos y festivos de doce del mediodía a dos de la tarde.
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