Caja Navarra presentó ayer Aromacan, el olor corporativo basado en esencias naturales que se percibirá sutilmente en todas las oficinas de la entidad
UNA mezcla de olor a tierra húmeda, plantas y flores. Así huele Aromacan, la esencia "oficial" de Caja Navarra, en la que ha trabajado durante casi un año el perfumista Darío Sirerol. Desde ayer se está implantando progresivamente en todas las sucursales, donde aportará una nueva faceta a la imagen corporativa y transmitirá "la sensación de un paraje plural, abierto a todas las personas", como indicó su creador.
El olor se ha realizado "desde el interior de la tierra hasta la flor", dijo Sirerol. Aromacan se basa en el olor a tierra húmeda, madera verde, esencias naturales procedentes de árboles (Cedro de Virginia, Cedro de Elemí de Manila y Sándalo de India), el árbol de la mimosa y la flor de azahar procedente de Túnez. El resultado final es "totalmente diferente a las partes", apuntó Sirerol, "pero compuesto por todas ellas". A pesar de que todas las "canchas" de Caja Navarra contarán con Aromacan, éste se percibirá "de forma subliminal". "Hará que nos sintamos bien en el ambiente aunque no sepamos reconocer ningún olor", aseguró el autor, quien también creó el olor corporativo de Ibermática.
Basado en conceptos
Con Aromacan se pretenden evocar conceptos como libre, innovador, limpio, abierto y natural, términos que surgieron tras un intercambio de ideas del equipo directivo y personas vinculadas a la entidad. Además, Sirerol recordó la importancia del sentido del olfato, muy vinculado a las grandes decisiones que toma cada persona. El 75 por ciento de las emociones que se perciben en un día provienen de este sentido, y mientras que sólo recordamos el 5 por ciento de lo que vemos y el uno por ciento de lo que tocamos, nos acordamos del 35 por ciento de lo que olemos. Por eso Aromacan ayudará a "fidelizar clientes", ya que, según Sirerol, los buenos olores generan confianza.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual