El desbordamiento de lagos y embalses ante la inminente llegada de las lluvias constituye una nueva amenaza para las operaciones de rescate y reconstrucción tras el terremoto del día 12, que dejó casi 89.000 víctimas entre muertos y desaparecidos.
Una treintena de lagos formados tras la obstrucción de los ríos por el seísmo de 8,0 grados en la escala de Richter, que tuvo su epicentro en la provincia china de Sichuán, corren peligro de desbordarse y las autoridades preparan planes de contingencia que incluyen el uso de dinamita para abrir vías por donde descargar el agua. Precisamente en el distrito de Beichuan, uno de los más afectados, un grupo de policías alcanzó el lago de Tangjiashan pertrechados con varios kilos de dinamita. Mientras, los ciudadanos rescatan de sus casas las pocas pertenencias que sobrevivieron a los derrumbes, como el hombre de la imagen, que transporta un frigorífico en Dijiangyan. EFE
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