Misionero salesiano ha vivido desde 1953 en Filipinas y dedica el tiempo a su labor evangelizadora y solidaria
Olleta se convirtió ayer en un santuario de celebración. Este hecho se debía a que el padre Luis Iriarte celebraba, junto con sus seis hermanos y sus dos hermanas, los 50 años de su ordenación sacerdotal. Como no podía ser de otra forma, el sacerdote celebró este aniversario en la iglesia románica de su localidad natal, Olleta, con una eucaristía a las doce del mediodía.
Iriarte nació en Olleta, localidad de la Valdorba, en 1929. Se convirtió en Salesiano en 1948 y su vocación misionera le llevó a Filipinas en 1953, lugar donde fue a estudiar teología después de haber hecho prácticas como maestro en España. Fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1958 en la ciudad de Manila.
Uno de sus primeros destinos como misionero fue la Isla de Negros, ubicada al sur de Filipinas, donde fue párroco en una población de trabajadores de caña de azúcar. Allí puso tanto empeño en realizar su labor pastoral como en reclamar un salario digno para los agricultores.
Algunos años después, fue trasladado a Tondo, donde ejerció de profesor, párroco y confesor. Allí se ganó la simpatía de la gente. Su vocación le ha llevado a estar en medio de la gente a la que debía servir. En 2003, recibió el premio Bukas Palad, concedido por el Ateneo de la Universidad de Manila, como reconocimiento a su labor evangelizadora incansable y su entrega a los más pobres y marginados. En muy pocas ocasiones ha regresado a Navarra, ya que le cuesta abandonar a la comunidad a la que ha dedicado toda su vida. A sus 79 años, sus fuerzas ya no son las de antes. Sin embargo, todavía se esfuerza en seguir con su labor evangelizadora y solidaria.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual