Una de las novedades este año fueron los cuatro gigantes procedentes de Tafalla, que llamaron la atención a niños y mayores
EL agua fue ayer la protagonista indiscutible en Pitillas. Pero no por la lluvia, que no hubo hasta por la tarde, sino porque la localidad celebraba su quinta edición de la Fiesta del Agua. Desde primera hora de la mañana los vecinos se congregaron en la plaza de la localidad para disfrutar de una chocolatada y de una degustación de tostadas con aceite y azúcar en la calle San José.
"Por un euro repartimos, además de la tostada correspondiente, una jarrita de vino como recuerdo de la Fiesta del Agua", explicó Rufina Bravo Erdociain, una de las voluntarias que distribuían el sustento.
Una gotita de agua
Apenas quince minutos de fama sobre un escenario, pero el tiempo no importa cuando se trata de "pequeñas estrellas debutantes", como las definió el público. Los niños que componen el club infantil de la ludoteca de Pitillas representaron la obra de teatro Una gotita de agua, con la ayuda de su educadora Giomar Sta. María Solana y de algunas madres.
Durante más de mes y medio los niños se esforzaron por aprenderse el papel, a pesar de que necesitaron algún chivatazo puntual por parte de las apuntadoras a lo largo de la representación. "Lo más complicado es lograr que no se muevan mientras actúa el resto de sus compañeros. Tienen de tres a siete años y quieren jugar. No entienden que deben esperar en silencio", reconoció Giomar Sta. María. Aún así, se mostró "muy contenta del resultado obtenido". El punto cómico lo pusieron algunos pequeños al saludar a sus madres desde el escenario, sin importarles interrumpir la función. "Espontaneidad en estado puro", como reconocieron las aludidas.
Animación callejera
La plaza de Pitillas se transformó en un mercadillo improvisado, donde la artesanía fue la única protagonista. Bisutería, quesos, vinos y kilikis. Todo tuvo cabida en los puestos de exposición y venta de los distintos fabricantes. Domingo Sandúa Antón, uno de los más veteranos, acudió otro año más a Pitillas con sus productos realizados en madera de olivo. "Los útiles de cocina como morteros o cucharas de madera son los más solicitados por la gente, aunque también se venden cosas distintas, como puede ser el escudo de la localidad", explicó con orgullo el creador.
Y como en toda fiesta que se precie, un toque musical. Los componentes de la charanga Gabalunga y los niños de la ikastola de Tafalla fueron los encargados de bailar por las calles. "Es la primera vez que traemos gigantes a Pitillas, pero quizá repitamos el año que viene porque nos ha gustado la acogida", se sinceró José María Alcuaz Zaratiegui, uno de los dos gaiteros que acompañaban a los ocho mozos que manejaron cuatro gigantes durante toda la mañana de ayer.
Asimismo, los más pequeños también pudieron disfrutar de hinchables en la plaza San Pedro, donde la afluencia fue constante.
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