Una plaza abarrotada de público fue el centro de una celebración que continúa ahora con el año mariano jubilar
Una lluvia de pétalos, naturales y de papel, cayó sobre la plaza de la Coronación de Estella a la una del mediodía como colofón de la ceremonia del 50 aniversario de la coronación canónica de la Virgen del Puy, una fecha que ayer fundió la historia con el presente.
Horas antes, desde las diez, comenzaban los prolegómenos, con la procesión de unas 40 Vírgenes llegadas de todos los rincones de la merindad, que fueron desfilando desde la plaza de los Fueros hacia el escenario central del día. En la casa consistorial, todo estaba preparado para tomar el relevo y continuar el desfile desde el paseo de la Inmaculada.
Más de 50 autoridades invitadas cerraron junto a la Corporación casi en pleno un cortejo encabezado por las cruces parroquiales y algunos colectivos insustituibles en el folclore estellés, como gigantes y cabezudos, los grupos de danzas Ibai Ega y Larraiza, maceros y timbaleros, los txistularis Padre Hilario Olazarán, la rondalla Guillaudban o la banda de música de Estella. Ayer se sumaron la Cofradía de la Vera Cruz, que participaba en la organización, y los niños de la Primera Comunión, ya que la festividad de la Virgen del Puy coincidió con el Corpus Christi. Entrelazados con el resto de participantes avanzaban las reliquias del patrón San Andrés y la talla original de la Virgen del Puy. Su llegada arrancó los aplausos de los estelleses.
Mientras, en la plaza de la Coronación, cuya remodelación se inauguró hace pocos meses, miles de estelleses y visitantes ocupaban su lugar para seguir una misa que a partir de las 12 del mediodía fue oficiada por el abad mitrado de Leyre, Luis Pérez Suárez, acompañado por los tres párrocos de la ciudad, Pedro José Loitegui, David Galarza y José María Martincorena, además del prior de la basílica del Puy, Javier Razquin. Les ayudó el diácono de Pamplona, Fernando Ardanaz. Cerca de cuatro mil personas se congregaron en círculo en torno a la eucaristía y algunas más participaron en los diversos actos de la mañana.
Música hacia las alturas
La música se elevó desde la plaza de la Coronación con fuerza gracias a la intervención de varios coros, dirigidos por Julián Ayesa, organista de la catedral de Pamplona, mientras que José María Chasco, director de la coral de Ayegui, ayudaba al público a seguir los compases. Entre los conjuntos participantes estaban la Coral de los LX de Santiago, la Coral del Camino de Santiago de Ayegui y los coros del Puy, San Pedro y San Miguel, así como los de muchas localidades que vinieron acompañando a sus Vírgenes.
Al final del oficio religioso, el presidente del Gobierno de Navarra Miguel Sanz, entregó a Estella una réplica de la arqueta de Leyre, una joya del arte hispano-árabe encontrada en el monasterio del mismo nombre.
Para cerrar los actos, los niños de Primera Comunión subieron al altar para cubrir de pétalos a la Virgen del Puy, mientras sobre los espectadores caían otros de papel.
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