Los técnicos Marcelino y Emery reivindican el papel del técnico en unos momentos difíciles para el fútbol español
De la pomposa y brillante Liga de las estrellas se ha pasado a un fútbol anodino que dormita a años luz de la "Premier". Pese a la regeneración protagonizada por modestos como el Racing o el Almería, dos equipos de autor, o el despegue definitivo del Villarreal, nada que ver el tono vulgar de torneo recién concluido con aquellas electrizantes temporadas como la 99-00, en la que hasta tres equipos españoles peleaban en semifinales de la "Champions".
Caos con mayúsculas
El Barça escenifica como ninguno el caos. Disfrutó con el virus galáctico de su enemigo pero fue incapaz de aplicarse el cuento. Rijkaard pierde definitivamente el control del vestuario los problemas extradeportivos de Ronaldinho suponen una nefasta influencia para el resto. Los azulgrana se mostraron más en el escaparate europeo, pero el Manchester les puso en su sitio en semifinales.
El Valencia, otro disparate. Llamado a luchar por todo, vivió un drama permanente. Le destitución de Quique Sánchez Flores cuando el equipo aún estaba en "Champions" marcó el curso. Negro paso de Koeman, marginaciones históricas de Albelda , Angulo y Cañizares, y camino hacia el abismo. Ni con el título de Copa se calmaron los "chés", que respiraron cuando llegó Voro, perdonó a los castigados y se recuperó cierta normalidad. Curiosamente, cuatro victorias en cinco jornadas suponen el mejor final en seis campañas.
Y qué decir del Zaragoza, que arrancó con pretensiones de "Champions" y acabó quemado en el infierno. Entre la mala respuesta de veteranos, las discusiones del vestuario, el ir y venir de entrenadores -Víctor Fernández, "Garitano el breve", Irurueta y Villanova-y el escaso compromiso de algunas supuestas estrellas, llegó el descalabro. Ayala debe jurar en hebreo. No llega a debutar siquiera en el Villarreal, se va al Zaragoza y acaba en Segunda.
Moda cántabra
El triunfo de la humildad, del trabajo bien hecho y de un técnico joven y sobradamente preparado. Marcelino, asturiano de pura cepa pero, como el fútbol se antepone incluso a los piques regionales, ya es un dios en Cantabria. Con fichajes como Tchité y Smolarek también se puede llegar a Europa por una vía divertida.
Unai Emery, muy cerca del Valencia, es otro de los que ha reivindicado la valía de los entrenadores españoles. Con Felipe Melo como jugador decisivo y un acierto descomunal en la estrategia, su Almería ha hecho historia.
Por Getafe andan orgullosos de su gente, y de Laudrup, que emigra como antes hicieron Quique Sánchez Flores y Schuster, pero tienen espinitas clavadas. Cuando uno ve al todopoderoso Bayern de Múnich a sus pies o acaricia por segundo año la Copa del Rey, quizá pierde la perspectiva y acaba triste por salvarse del descenso en la penúltima jornada.
Cumplió Mendilibar en Pucela, aunque al principio de temporada parecía que el Valladolid iba a dar más de sí, y extraordinario éxito para el Recreativo salvarse cerca de la bocina. Zambrano fue profeta en su tierra y mejoró al afamado Víctor Muñoz.
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