Los desaparecidos ayer eran 24.960, mientras que la cifra de heridos ascendía a 292.481
El primer ministro chino, Wen Jiabao, informó hoy de la muerte de 60.000 personas por el seísmo en el suroeste del país y confirmó los peores pronósticos al señalar que la cifra real puede superar los 80.000, informó la agencia oficial Xinhua. Más de 30.000 personas permanecen desaparecidas, y otras 300.000 resultaron heridas en el seísmo, señaló Wen durante su encuentro con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que hoy llegó a la provincia de Sichuan para visitar a las víctimas del terremoto.
Ambos líderes se reunieron en Yingxiu, hoy una montaña de escombros donde ha sobrevivido una minoría de los 10.000 habitantes con los que contaba esta localidad antes de la catástrofe del 12 de mayo, cuyo epicentro se ubicó en el distrito de Wenchuan.
El primer ministro, que visita por segunda vez la zona devastada de Sichuan desde que se produjo el devastador seísmo de 8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, señaló que las víctimas "pueden aumentar hasta 70.000, 80.000 e incluso más".
Las cifras Wen suponen un notable incremento con respecto a los muertos 55.740 confirmados ayer en la totalidad de provincias afectadas, 55.239 de ellos en Sichuan.
Los desaparecidos ayer totalizaban 24.960, mientras que la cifra de heridos era de 292.481.
A diario las autoridades provinciales y centrales informan de la nueva cifra de muertos, desaparecidos y heridos de este devastador terremoto que se compara con el que en 1976 causó más de 240.000 muertos en Tangshan, al noreste de Pekín.
Ban prometió hoy que movilizará todas las capacidades de la ONU para apoyar las tareas de reconstrucción en la zona afectada por el seísmo y que pueden durar más de tres años.
Según Xinhua, la conexión férrea entre Baoji y Chengdu (capital provincial) fue reabierta al tráfico hoy, lo que está permitiendo la llegada de material de emergencia, pero la catástrofe destruyó carreteras y autopistas troncales en la provincia, con daños valorados en 6.800 millones de dólares sólo en infraestructuras.
El secretario general de la ONU llegó a China después de una visita a Birmania, devastada por el ciclón Nargis, con casi 78.000 muertos y otros 56.000 desaparecidos, y donde Ban consiguió arrancar de la Junta Militar la entrada de equipos de ayuda internacionales.
El sudeste asiático se ha visto ensombrecido por ambas tragedias, donde los respectivos gobiernos, que son aliados, han reaccionado de forma opuesta: China ha mantenido una transparencia inusual, mientras que el régimen militar birmano se ha cerrado al exterior poniendo en peligro la vida de sus ciudadanos.
La llegada de Ban a China se produce después de que Pekín permitiera por primera vez la entrada de equipos de ayuda humanitaria internacional en una catástrofe en su territorio, con la llegada de expertos de Rusia, Corea del Sur, Japón, Singapur y Cuba.
Al mismo tiempo, tres aviones de carga del Ejército de EEUU llegaron a Chengdu en la última semana con suministros de primera necesidad, mientras que hoy está previsto que un equipo médico francés arribe a la zona.
Las autoridades locales han hecho un llamamiento para el envío de tiendas de campaña con las que cobijar a más de 5 millones de personas que lo han perdido todo en el seísmo y que duermen al raso en la provincia, por lo que la prioridad es darles techo justo cuando se inicia la temporada de lluvias..
Los fabricantes de tiendas en el este de China están trabajando las 24 horas del día para afrontar estas necesidades.
Entre los edificios que se desplomaron se encuentra un gran número de escuelas, por lo que un 12 por ciento de los fallecidos son niños y profesores, lo que ha provocado la ira de la población local contra la corrupción en el sector de la construcción.
El monzón supone un nuevo riesgo para estos millones de desamparados que todavía intentan superar el trauma de haber perdido su familia y su hogar, ya que el terremoto provocó aludes de tierra que, a su vez, han formado 34 lagos a punto de desbordarse.
Miles de trabajadores cavan canales para drenar el agua que se acumula y que amenaza con inundar lo poco que queda en pie en Sichuan, un área muy montañosa situada al pie de los Himalaya.
Otro riesgo añadido ha sido la detección de 15 "fuentes de radiación" en la zona, según expertos de la Administración de Seguridad Nuclear del Ministerio de Protección Medioambiental.
En rueda de prensa, el viceministro chino de Protección Medioambiental, Wu Xiaoqin, señaló el viernes que 50 potenciales fuentes de radiación fueron sepultadas por toneladas de escombros a causa seísmo, y que 15 de ellas se encuentran en ubicaciones inaccesibles.
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