Esta empresa ubicada en Noáin está detrás de los letreros de miles de pequeños comercios, así como de la rotulación de la CAN, Caja Laboral, Mapfre, Acciona, del estadio del Reino de Navarra o el autobús de Osasuna
Ubicada en Noáin, tras la fachada de lo que aparenta ser un pequeño taller del polígono Talluntxe, Luminosos Arga es una pyme industrial de 31 trabajadores que en marzo pasado cumplió 25 años como empresa especializada en el diseño y fabricación de rótulos y señalizaciones para la promoción y la publicidad.
Fuera del sector, pocos conocen que esta empresa de Noáin está detrás de los letreros (plafones) que distinguen las sucursales de Caja Navarra, Caja Laboral y Mapfre, o de los rótulos de los edificios de Acciona en la zona norte. También trabajan para Kukuxumusu, o Jaime Mascaró, la marca de calzado menorquina que ha hecho viajar a sus montadores hasta Londres o París para instalar los letreros de sus tiendas en estas capitales europeas.
En estos 25 años, esta empresa, que nació como sociedad anónima laboral (SAL) de la mano de cuatro socios, ha sabido adaptar el negocio hacia las nuevas tendencias de la publicidad. Desde los tradicionales luminosos, fabricados con perfiles de aluminio, fluorescentes y metacrilato (ahora usan lona, que permite carteles de hasta 20 metros sin uniones) hasta la construcción de cajas de letras iluminadas por leds o logotipos modelados con tubos de neón.
Suya es la manufactura de los ciervos erguidos en las sucursales de la Can, o la de los cubos giratorios que coronan varios hoteles de Navarra, el vinilo que viste el autobús de Osasuna y los coches de la Policía Municipal de Pamplona, o el logo y las imágenes impresas en metal que coronan el estadio del Reino de Navarra.
"Trasladamos el cambio de imagen del cliente a todos los soportes: vinilos, papel, pvc, maderas, textil, alfombras, azulejos, piedras, metacrilato, etc..", indica Jesús Urrutia, gerente de la empresa. "Damos cobertura desde la imagen integral de un gran cliente hasta la pescadería de la esquina", apunta.
Las grandes cuentas proceden de agencias de comunicación e imagen, diseñadores, decoradores y arquitectos, pero el 90% de su cartera, según Urrutia son pequeños comercios y empresas de servicios. Ópticas, fruterías, videoclubs, supermercados... "Tenemos una base muy amplia de clientes, entre 2.000 y 3.000", dice. El abanico es tan variado que va "desde clubes de alterne hasta iglesias".
Trabajo casi artesanal
El negocio de esta pyme no deja de ser un trabajo muy manual. "A diferencia del resto de empresas del sector, todo el proceso se hace aquí. No subcontratamos nada", indica Urrutia. La fábrica cuenta con secciones de diseño, metalistería, pintura (dos cabinas), montaje, y un pequeño "sancta sanctorum" donde reina Juanjo Fernández, que a sus 45 años, y con 18 de oficio a sus espaldas, es uno de los pocos sopladores de neón que aún quedan en Navarra. De sus manos han salido muchos de los belenes que lucen las fachadas de los templos navarros por Navidad.
El taller se completa con cinco impresoras (una de ellas capaz de imprimir sobre todo tipo de material, rígido y flexible, además de con tinta blanca), dos plotter de corte, laminadoras y fresadoras.
"La incorporación de tecnología ha sido continua" indica el gerente. La empresa dedica entre 400.000 y 500.000 euros anuales a la compra y renovación de máquinas, con una política de reinversión de beneficios de la que hacen gala sus socios. La expansión del negocio les ha permitido incorporar entre dos y tres trabajadores por año en los dos últimos años.
Luminosos Arga se dedica también señalítica interna de hoteles, edificios públicos o viviendas (letras de puertas, placas de buzón). En este último sector, dice su gerente, "la recesión ya se está notando". En cambio, la administración (rotulación para ruedas de prensa, eventos, ferias...) está siendo cada vez una mayor fuente de trabajo. El salto internacional le llegó por internet. Ha hecho trabajos para varias peluquerías francesas. Pero el encargo más curioso han sido varios atrezzos para películas que se rodaron en Navarra, como Obaba.
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