El imparable declive de la bombilla

Los expertos estiman que podrían ser historia en diez años. Las bombillas pierden terreno frente a otro tipo de artículos como las lámparas fluorescentes CFL, halógenas, LED y otras tecnologías. Entre otras razones, por su poca eficiencia. Solamente el 10% de la electricidad que utilizan las bombillas tradicionales sirve para dar luz: el 90% genera calor. La típica bombilla de 60 vatios dura entre 750 y 1.000 horas, mientras que la mayoría de las fluorescentes duran entre 8 y 10 veces más. Varios estados norteamericanos planifican medidas para prohibir su uso y penalizar de alguna manera el uso de bombillas incandescentes, mientras que Philips, el mayor fabricante mundial, ya se decantó, en marzo del pasado año, por su eliminación en el año 2016. La agonía de la bombilla, sin embargo, puede verse "retardada" por el alto precio que aún soportan los sustitutivos. Sin embargo, parece también demostrado que el uso de las alternativas modernas, más eficientes, ahorra dinero. Hay quien mantiene que el gasto extra se amortiza en un año con la factura de la luz.