Baile de la AlpargataEl magistrado, que instruyó el asesinato de Miguel Ángel Blanco y encargado de los casos Púnica y Villarejo, se anudó por primera vez en su vida el pañuelico rojo
El juez García Castellón, testigo de excepción de la fiesta
El magistrado, que instruyó el asesinato de Miguel Ángel Blanco y encargado de los casos Púnica y Villarejo, se anudó por primera vez en su vida el pañuelico rojo

Publicado el 13/07/2022 a las 06:00
Manuel García Castellón se quitó este martes la toga y, con ella, toda la seriedad que implica su cargo como magistrado de la Audencia Nacional, para conocer "por primera vez" a sus 69 años, las fiestas de San Fermín.
-¿Seguro que no ha estado nunca? ¿Ni en su juventud?
- En Pamplona, sí, pero en Sanfermines, nunca.
Este vallisoletano de nacimiento, titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional, que instruyó el asesinato de Miguel Ángel Blanco y encargado de casos tan complejos y mediáticos como Púnica y Villarejo, era este martes todo curiosidad en el baile de la Alpargata. Con pantalón beig, camisa blanca y pañuelico rojo, escudriñaba el salón del Nuevo Casino, donde en sus 200 metros cuadrados se dan cita toas las mañanas decenas de personas nada más terminar el encierro para desayunar chocolate con churros y bailar canciones tan populares como 'Paquito el chocolatero' o 'Juntos' de Paloma San Basilio, interpretadas todos los días por Maialen & Patxi.
El magistrado no lo dudó. Metió la mano en su bolsilló, sacó el móvil y, como un turista primerizo más, se dedicó a grabar un vídeo del espectáculo del que estaba siendo testigo de excepción.
- ¿Se ha formado ya una opinión de la fiesta?
- Estoy gratamente sorprendido. Me he cogido un día de vacaciones y ha merecido la pena. Es la mejor fiesta que he visto porque el que todas las personas vayan vestidas igual permite una unificación muy buena. Y que nadie destaque por nada tiene mucho encanto. Es emocionante.
El magistrado pasó inadvertido para la práctica totalidad de los asistentes. Le presentaron a corredores del encierro y a empresarios de la capital. Una vez acabado el baile de la Alpargata, el juez quería ser también testigo de excepción del proceso artesanal de cómo se hacen los famosos churros de La Mañueta, para luego seguir por el apartado de los seis Jandilla, una buena comida y lo que se terciase antes de regresar a la noche a Madrid. El estrado le estaba esperando.
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