La Cofradía Musical San Saturnino se suma a la campaña promovida por Diario de Navarra para promover una imagen positiva de los Sanfermines
La Cofradía Musical San Saturnino se suma a la campaña promovida por Diario de Navarra para promover una imagen positiva de los Sanfermines.
La Cofradía Musical San Saturnino se suma a la campaña promovida por Diario de Navarra para promover una imagen positiva de los Sanfermines
Iván BenítezUn cielo de un azul intenso y una media luna bailan sobre el parque de la Media Luna de Pamplona. Buen comienzo para celebrar la noche más corta del año. Se escucha el sonido de la Aurora de San Fermín del maestro Manuel Turrillas. Una rondalla por la vida, murmura alguien, brindando con una cerveza helada. Entonan a todo trapo, improvisando. “¿Quiénes son estos?”, pregunta una mujer. Un corro de miradas sigue con atención el momentico. Sonrisas. Más cervezas heladas. “Somos la Cofradía Musical San Saturnino”, responden a la mujer nada más terminar la aurora.
Hasta la estatua del violinista Pablo Sarasate, unos metros más allá, parece encorvar la ceja. Vestido de bronce solemne, la obra de Eduardo Carretero y Cándido Ayestarán, realizada en 1959, rinde homenaje a un reconocido sanferminero que, a pesar de llevar una vida itinerante, regresaba cada 6 de julio a Pamplona. Cuentan las crónicas que el músico se hospedaba en el Hotel La Perla y que disfrutaba de los toros y participaba en tertulias, incluso ofrecía conciertos.
La sensibilidad de Navarra por la música se debe en buena parte a este “mago del violín” o “moderno Paganini”, tal y como describió María Ferrer Nagore en su libro 'Sarasate: El Violín de Europa'.
Por ello, la Cofradía Musical San Saturnino ha decidido sumarse en este punto de la ciudad a la campaña “San Fermín Sí, San Fermin Bai” de Diario de Navarra por unas fiestas en positivo. A los pies de la mirada de bronce, bajo una media luna que parece sonreír, estos trovadores de los Sanfermines dibujan otra media luna, ésta en verde, y se animan con una jota. Antes anudan al violinista una pañuelico rojo en el cuello. “No sé qué tienes Pamplona, Pamplona de mi querer, que todo el que te abandona sueña con volverte a ver....”. A Sarasate se le intuye una sonrisa cómplice.
Fue en 2007 cuando Iñaki Lakunza fundó junto a varios amigos la rondalla Cofradía Musical de San Saturnino . Cantaron el jueves al santo, en la calle. Y cumplieron con el conciertico “presansaturninero” en el Pocico de San Cernin. Su intención no era otro que “dar momenticos a Pamplona”. Por eso, Santos Villanueva, párroco de San Lorenzo, les propuso participar en las misas de la Escalera, y el mismo 7 de julio salieron.
Presumen de improvisación, pero se les pone en un aprieto al preguntarles por un momentico. Recrearse en uno es como atrapar una nota en el aire. Sin embargo, todos comparten que hay uno que les sigue poniendo en carne viva los corazones. Un instante que eleva la espiritualidad a lo más alto. “Aún se nos pone la piel de gallina cuando cantamos en el altar de la capilla a San Fermín”, confiesa Manuel Arellano (en la imagen de la izquierda). “Pero es que hay tantos momentos...”, añade Lakunza. “Quizá, el más mágico, revela por sorpresa Pedro Manso, es el no momento”, añade. “El mejor momento es el que está por venir y no esperas. La chispa de San Fermín, sencillamente, aparece”.
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