La identidad colectiva como recurso social

TIempos inciertos, vidas inestables’. Así se titula el último Informe del Programa para el Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Parte de la tesis de que el progreso ha avanzado como nunca antes en la historia y, sin embargo, no somos felices, nos sentimos inseguros. En dicho informe se constata que hoy en día se mueren más por obesidad que por hambre; por suicidio que por muertes violentas; por vejez más que por infección. Sin embargo, 6 de cada 7 personas en todo el mundo afirman sentirse inseguras con respecto a muchos aspectos de su vida. Las personas que se sienten inseguras confían menos en los demás. Se posicionan en la polarización, en los extremos. Ello impide que haya acuerdos, que haya deliberaciones, que haya consensos, que haya salidas colectivas a los retos globales. Retos como los efectos del cambio climático en la desigualdad; la creciente preocupación por la seguridad; la polarización social y el populismo; la falta de sistemas de comunicación creíbles; la desconfianza social en las instituciones. Todos estos retos y más son los que nuclean este informe de Naciones Unidas. La preocupación de Naciones Unidas por el bienestar emocional de las sociedades no es nueva. En marzo del 2017, creó el Consejo Global de la Felicidad con el fin de apoyar a los gobiernos en la implementación de mejores prácticas para promover el bienestar emocional. De tal manera, en nuestra actual sociedad de la opulencia, de la inteligencia artificial, que busca la inmortalidad, tenemos un problema de salud mental comunitaria, de bienestar emocional, de carencia de felicidad. La mejor vacuna para mejorar la seguridad de la población pasa por la inversión, la protección social y la innovación. Pero la mejor vacuna contra la carencia de felicidad es la cultura. Entendiendo por cultura la cristalización de los valores sociales comunitarios. La educación también puede ser una poderosa herramienta para abrir nuevos horizontes a las generaciones más jóvenes. Es preciso recuperar el concepto de Comunidad evitando el aislamiento individual. En cierta ocasión, en un trabajo sobre personas mayores, una persona relató: cuando veo que fulanito ha abierto la persiana de su casa por la mañana, me quedo tranquilo porque sé que está bien. Puede parecer control, pero es cuidado, preocuparse por el vecino. De tal modo, recuperemos el grado de Comunitarismo que identifica a nuestra sociedad navarra. Las personas navarras dan prioridad a sus amigos, a su entorno social, por encima del resto de regiones. Somos una Comunidad con fuertes raíces sociales. Utilicemos nuestra identidad como recurso social. Demos fulgor a nuestros símbolos tangibles e intangibles. Los simbólico une, lo diabólico, separa. La identidad navarra tiene rasgos propios muy definidos por el paso de la historia. Usemos la tradición, que no es pasado sino lo mejor del pasado que perdura en el presente. Una identidad que no debe ser estática sino en constante movimiento, abierta, inclusiva. Por ello, es de desear que se elabore, como guía de política pública, un Plan Foral de Ciudadanía. Desplegando los valores constitucionales de libertad, igualdad y fraternidad. Concibiendo la política como naturalmente intrínseca a la ciudadanía. Impugnando el secuestro de lo político por parte de los profesionales de la política. Apostando por un orden social dependiente de la responsabilidad ciudadana. Desplegando la virtud cívica como derecho y deber de estar informado; como tolerancia; como respeto a la pluralidad; como confianza en la acción individual para cambiar las cosas. Asimismo, también cabe apostar por el desarrollo y posicionamiento de Marca Navarra. Con la finalidad de consolidar y reforzar la imagen interna y externa de Navarra, entender cómo nos perciben con el fin de mejorar nuestra reputación y competitividad. Situar a Navarra en el contexto de las grandes regiones a escala global e incrementar su influencia en el ámbito nacional e internacional. Finalmente, en pocos días habrá un proceso electoral. Cada opción desde su identidad política obtendrá un apoyo social determinado de la ciudadanía navarra. Lo deseable es que una vez cuantificado el apoyo a cada formación se puedan llevar a cabo los pactos más amplios y plurales posibles. Con ello, fortaleceremos no solo las instituciones públicas sino también favoreceremos la fluidez de los mecanismos de intermediación como son los medios de comunicación, el asociacionismo y el sindicalismo, entre otros. En definitiva, utilicemos nuestra identidad navarra como oportunidad para hace una comunidad más fuerte, más interconectada, más vinculada. Félix Taberna Monzón es sociólogo y miembro del gabinete de la presidenta del Gobierno foral

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