"Bienvenido Miguel"
La imagen del Arcángel Miguel también ha salido a la carretera. Parece que como tantos, ha decidido dejar por unos días su casa de Aralar para recorrer los alrededores, contemplar el cielo azul y, sobre todo visitar a sus amigos, ya que muchos no pueden visitarlo a él. Así que como cada año, los pamploneses nos disponemos a recibirlo y agasajarlo la próxima semana. Él, por su parte, se llegará a iglesias, colegios, hospitales y centros oficiales que soliciten su presencia. Se suele decir que viene a traer la lluvia, así que esta sorprendente primavera de sequía lo mira esperanzada, para ver si durante su estancia entre nosotros el cielo nos regala abundantes chaparrones para que los pantanos recuperen el nivel preciso y los canales lleven el agua a los sembrados que tanto la necesitan. Seguro que su amigo Gabriel, el de La Misericordia, se lo pedirá al oído cuando se incline hacia él para darle el beso de bienvenida como cada año, porque también él, como cualquier vecino de Pamplona, siente asombro ante este cielo que no parece el nuestro, ya que tacañamente se guarda la lluvia que antes tan generosamente derrochaba. El lunes, la dorada efigie será recibida y contemplada con cariño a su entrada por La Taconera. Cada vez son más los vecinos que allí la aguardan con la sonrisa en los labios. Los más castizos con el paraguas colgado del brazo aunque no haya nubes en el cielo. Pero hay que ir preparado. A nadie le gusta mojarse por mucho que pidamos la lluvia, y algunos lo hacen con tal devoción que a veces el Ángel los complace de inmediato. Ha salido ya de su santuario y recorrerá todos los pueblos camino de Pamplona. Nada más hacerlo, los que saben del tiempo empiezan a anunciarnos cielos nublados. Recibimos el augurio con gusto, con esperanza, porque aunque nos quejemos cuando llueve durante unos días seguidos, estamos tan acostumbrados a ello, que si el agua escasea la echamos en falta. Por eso, querido Miguel, derrámala con cariño. Te lo agradeceremos mucho.
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