Cartas de los lectores
Las aceras de Pamplona

- José Luis Moracho
He leído últimamente en cartas al director varias quejas de vecinos sobre los pavimentos de las aceras de Pamplona que critican los adoquines de piedra utilizados, por intransitables, y las losas por monótonas y anodinas. Desde un punto de vista más profesional, siempre me ha costado entender estas actuaciones que están en contra del sentido común y la comodidad de los viandantes.
Hoy existen pavimentos prefabricados de hormigón mucho más sostenibles, que se producen en todo tipo de colores, gruesos y texturas antideslizantes, que pueden sustituir a estos pavimentos de piedra natural tan criticados, con nuevas y mejores prestaciones. Además, se pueden conseguir a mitad de precio sin salir de Navarra, y minimizar así la huella de carbono que se está generando cuando los pavimentos de granito son transportados desde Extremadura. Entre los valores añadidos de los pavimentos fabricados en Navarra, destaca la capacidad de eliminar contaminación a través de un proceso similar al de la fotosíntesis de las plantas, y su potencial cualidad drenante, capaz de absorber importantes cantidades de agua en episodios de lluvia torrencial, al mismo tiempo que presentan unas cualidades más efectivas en cuanto a desgaste y abrasión, que la piedra natural.
Habría que pedir a la Administración la creación de unos reglamentos para que los técnicos prescriptores, tomen en consideración la Economía Circular y el consumo de cercanía cuando sea posible, siempre desde su profesionalidad y sentido común. También a los técnicos urbanistas habría que recordarles que la prioridad debe ser la comodidad de los viandantes que son los que pagan las obras publicas con sus impuestos, antes que los temas estéticos. Valga como reflexión la obra del Baluarte, en la que se tuvo que levantar el adoquín intransitable colocado inicialmente, y colocar pasillos de losas lisas en su sustitución para poder caminar, con el dineral que costó esa obra. Es importante poner en valor la responsabilidad de los técnicos, porque este tipo de fallos cuestan mucho dinero al erario público. Otro ejemplo es la importante obra de pavimentación realizada en los últimos años en el Soto de Lezkairu, donde se han colocado más de 200.000 m2 de pavimento traído desde Cataluña. Debemos saber que en el mercado catalán solo se consumen pavimentos que ellos llaman “del país”, ósea, que de alguna manera están poniendo trabas a nuestros productos. Desde el punto de vista medioambiental, no es razonable la huella de carbono ocasionada por el transporte de estos materiales, ni haber costado mucho más dinero a las arcas municipales, pudiendo haber instalado un material navarro, que además de ser notablemente más barato, no hubiese tenido el sobrecoste del transporte y sobre todo, hubiese estado en funcionamiento una herramienta que aliviaría en más de un 40% el grado de contaminación del barrio. ¿No son suficientes alicientes?
Desde cualquier punto de vista es incomprensible que sigamos con estas actuaciones. Sería muy urgente que la Administración tome las medidas oportunas.