"¿Tan interesantes pueden ser las memorias de un príncipe que nunca ha gobernado y por tanto no estará al tanto de secretos de estado?"
Que a una editorial le encarguen así, de primeras, una tirada de 30.000 ejemplares de un libro, tiene por fuerza que alegrarle. Y si a los pocos días se le encarga otra de 45.000 del mismo libro, eso ya es el acabose. Mas el asombro crece cuando descubrimos que se trata de una biografía: la del príncipe Harry, hijo del rey del Reino Unido, y que al parecer cuenta en ella todas sus desavenencias familiares y pone a los suyos por los suelos, ya que por lo visto, lo han hecho desgraciadísimo. Según dicen, el libro es el best seller mundial. Todo el mundo lo lee o piensa leerlo, lo que tiene su mérito, porque no es lo mismo echarles una mirada a las revistas de la peluquería, que entrar a una librería y comprar un libro del grosor de este y además pagarlo cuando su precio es hoy casi de lujo. ¿Tan interesantes pueden ser las memorias de un príncipe que nunca ha gobernado y por tanto no estará al tanto de secretos de estado que pueda descubrir a sus lectores? Pues sí. Parece que interesan más las penalidades del hijo del rey que los problemas de su país, y es que hay gente que sufre en sus carnes las desdichas de personajes que creeríamos que lo tienen todo, lo que me lleva a recordar a un grupo de chicas que conocí en mi juventud. Había lágrimas en sus ojos comentando la nueva boda del Sha de Persia. Se casa con Farah Diva, pero sigue amando a Soraya, decían con tal convencimiento que parecía que el mismísimo Sha les había hecho confidencias. A lo mejor son así de compasivos los lectores del príncipe. Y yo, ¿qué quieren que les diga? Me alegro de que el libro se venda. Entrar a una librería siempre es bueno y a lo mejor salen de allí llevando también bajo el brazo la biografía de Chesterton o “El infinito en un junco”, o al menos, han tomado nota de ellos para la próxima ocasión, lo que sería estupendo. Los van a disfrutar más que el del príncipe Harry. Se lo aseguro.
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