"La historia se repite, sí señor"
La historia se repite, sí señor. Ya decían algunas madres de antaño a sus hijas que no debían desprenderse tan alegremente de su ropa usada ya que podían llegar tiempos peores. Y aunque por suerte esto no ocurriera, las modas vuelven y lo que ya no se lleva hoy, puede ser el último grito dentro de cinco años. A lo mejor tenían razón, y aunque aquel vestido que llevé tan a gusto hace una década no ha vuelto a tentarme, empiezan a ocurrir cosas muchísimo más serias que parecen llevarnos a la antigüedad. Los que hemos leído la Biblia o al menos recordamos la Historia Sagrada que de escolares estudiamos, conocimos a José, aquel hijo de Jacob que soñaba con estrellas y espigas, y que sobre todo, fue capaz de interpretar el sueño de aquel faraón, en el que aparecían vacas gordas y vacas flacas. Como además José era tan listo y previsor, que en él tenían que poner los ojos los gobernantes de hoy, aconsejó hacer acopio de trigo cuando fue buena la cosecha, para disponer de él cuando fuera mala, y así nada faltó a los egipcios que incluso pudieron vender el sobrante a otros países. Ahora, según he leído en la prensa, y por culpa de la guerra de Ucrania, que parece ser quien abastecía de él a medio mundo, empieza a faltarnos el preciado grano que pocos países cultivan. Por eso, Francia y España piensan sacar de Odesa ocho mil toneladas para que podamos seguir comiendo pan los que, como los israelitas de tiempos de José, carecemos de él. Inquieta me tiene la cuestión, ¿qué daremos a cambio? Porque José cuando vio frente a él a los malvados hermanos que lo habían vendido años atrás, les pidió a Benjamín, su hermano menor. Verdad es que después lo devolvió a su padre, pero no sé si hoy nos podemos fiar de nadie. Además, ¿cuánto de esas ocho mil toneladas nos corresponderá a nosotros? Lo dicho. Aquí necesitamos un José con visión de futuro, que ya desde ahora haga sembrar trigo hasta en las macetas de los balcones. Pero, ¿tenemos a mano algún político de su altura?
ETIQUETAS