Análisis
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Gaztetxe: algo no funciona
Algo no funciona si un trabajador que sella con cemento una puerta tiene que cubrirse el rostro para hacerlo. Algo rechina si la furgoneta en la que trasladan los escombros recogidos en el palacio de Rozalejo oculta con cartones los rótulos que identifican a la empresa. Algo no marcha si los obreros que sueldan chapas de metal al muro del gaztetxe prefieren, por miedo, no hablar con periodistas. Algo chirría cuando ‘okupas’ invaden un palacio del siglo XVIII y hay gente que aplaude. Algo no anda
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