Viguetas Navarras planea un tercer turno en Barásoain por la demanda de muros prefabricados de hormigón

La acuciante escasez de mano de obra en la construcción es el síntoma de que el sector va a tener que cambiar radicalmente su forma de trabajar en los próximos años. Frente a métodos de trabajo muy manuales que precisan de mucho personal, el futuro más o menos inmediato pasa por reducir drásticamente la cantidad de empleados y que estos desempeñen labores más técnicas para el montaje de piezas prefabricadas. Esa es la apuesta de Viguetas Navarras, una empresa familiar propiedad de las familias Esparza, Arrieta e Ilundáin que ha realizado una inversión de 25 millones de euros para poner en marcha hace año y medio una de las fábricas más punteras de Europa para la producción industrializada de doble muro de hormigón. En las instalaciones de Barásoain, adquiridas hace cuatro años, trabajan unos cuarenta empleados a doble turno para producir diariamente entre 600 y 700 metros cuadrados de muro. “Este año queremos poner en marcha el tercer turno, con lo que llegaremos a mil metros cuadrados al día”, apuntan los hermanos Javier, jefe de producción, y Luis Ilundáin, director general. Pese al frenazo de la construcción en Navarra, lo cierto es que la actividad de la empresa sigue un ritmo “frenético” debido a que la mitad de las ventas las realizan en Francia. El mercado galo tiene un gran potencial debido a que es común emplear los bloques prefabricados para levantar edificios de viviendas, algo que en España no se estila por el momento. Las ventas nacionales se ciñen fundamentalmente a la demanda para construir solamente los sótanos. UN 40% MÁS DE FACTURACIÓN EN 2022 La apuesta por la fabricación industrializada de piezas de hormigón no les ha salido mal a tenor de las cifras que dan. El año pasado tuvieron un volumen de negocio de 31 millones de euros, un 40% más que en 2021. No obstante, Javier y Luis Ilundáin admiten que este crecimiento no ha sido un camino de rosas, ya que la competencia en Francia les ha sometido a una gran presión para intentar frenar la penetración de Viguetas Navarras en ese mercado. “Los franceses tienen unas reglamentaciones mucho más precisas de las que hay en España. Hemos tenido que aprender y adaptarnos para cumplir con los requisitos que se exigen para las piezas que se emplean en la construcción de viviendas”, comentan. El secreto para amortizar una inversión tan elevada en maquinaria alemana, según cuentan los hermanos Ilundáin, consiste en reinvertir los beneficios y tener en marcha las instalaciones sin pausa. De ahí el interés por activar pronto el tercer turno, aunque admiten que va a ser “complicado” organizar todo lo que requiere el trabajo de noche. El primer paso para incrementar la actividad de Viguetas Navarras pasa por adquirir 10 bandejas más, que se sumarán a las 50 ahora disponibles. Estas bandejas son la base sobre la que se da forma a los muros de hormigón. Por el momento, el único proyecto para hacer viviendas en España con sus piezas prefabricadas se está levantando en Alcalá (Madrid). Es un edificio de 189 viviendas de la promotora Aedas Homes destinadas al alquiler. “Se trata de una experiencia piloto con la que pretenden ponernos a prueba. Si las cosas salen bien, será el punto de partida para otras promociones. Las obras van avanzando y están contentos”, comentan. Viguetas Navarras está haciendo un importante esfuerzo para divulgar las bondades de esta nueva forma de edificar, que, además de precisar mucho menos personal, también permite entregar las promociones con cuatro meses de antelación. Durante el último año y medio han sido infinidad las visitas de empresarios y profesionales del sector que han pasado por las instalaciones de Barásoain y así convencer a los escépticos. Los hermanos Ilundáin son conscientes de que es necesario persistir para que vaya calando poco a poco un cambio de mentalidad en todos los actores implicados, lo que pasa por persuadir a arquitectos, constructores y promotores. La forma de edificar es completamente diferente a la actual, ya que no es necesaria una estructura. Es el propio muro doble, que se rellena de hormigón en obra, el que de soportar y distribuir el peso. La estética tampoco es un problema, ya que la cara exterior del muro puede fabricarse con el color y la textura que se desee. “Hay hormigones de colores y se pueden poner plantillas de goma para dar al hormigón aspecto de madera, bloques o biselados”, explican. Viguetas Navarras es una empresa familiar en la que ya está trabajando la tercera generación. Propiedad las familias Esparza, Arrieta e Ilundáin, son los cuatro hermanos de esta última, Luis, Javier, Charo y Andrés, los que se encargan fundamentalmente del día a día de las dos fábricas, una en Huarte y otra en Barásoain. También asumen algunas de las responsabilidades tres hijos de Luis Ilundáin: David, Iván y Patricia. Las instalaciones de Huarte, las originales de la empresa, ocupan una superficie de 100.000 metros cuadrados, de los que 8.000 están edificados. Allí se fabrican las piezas horizontales de prefabricado de hormigón, fundamentalmente losetas abovedadas con malla tensada. La fábrica de Barásoain fue adquirida hace cuatro años y tiene unas dimensiones similares a la de Huarte.

Viguetas Navarras planea un tercer turno en Barásoain por la demanda de muros prefabricados de hormigón

La empresa puso en marcha hace año y medio su fábrica automatizada con una inversión de 25 millones

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