La construcción acelera en Navarra pese a la falta de personal cualificado y la inflación

La vacilante recuperación económica iniciada en 2021 no parece estar haciendo mella en el sector de la construcción en Navarra, que terminó con un notable incremento de la actividad en comparación con los años anteriores. A tenor de los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el pasado ejercicio se registraron 3.619 visados de obra nueva, ampliación y rehabilitación, un 80,7% más que en el convulso 2020. Y aunque esta sobresaliente tasa está influida por el parón provocado por la covid, la comparación con años anteriores también arroja valores más que notables, con un 24,8% más que en 2019 y un 28,1% por encima de los datos de 2018. La buena salud del sector en la Comunidad foral queda demostrada también por el crecimiento de las hipotecas constituidas para vivienda, que aumentaron un 19,7% respecto a 2020 y un 11,6% en comparación con 2019, según los datos del boletín publicado por la Fundación Laboral de la Construcción en Navarra. Sin embargo, el dinamismo del mercado, que todo indica que se va a mantener durante este ejercicio, está amenazado por la escasez de determinados materiales y el consiguiente aumento en los precios de muchos de ellos, lo que está achicando los beneficios de las empresas. La principal herramienta contra esta amenaza pasa por un mayor control de costes para aminorar los efectos de la inflación. Tampoco ayudará la creciente incertidumbre por los efectos que tendrá la invasión rusa de Ucrania en la economía y en la confianza de los consumidores. PROFESIONALES INSUFICIENTES Ante un escenario con más luces que sombras, las empresas del sector tienen que lidiar también con la escasez de mano de obra. Las promociones no se pueden sacar adelante a la velocidad deseable ante la dificultad para encontrar profesionales cualificados, lo que ha llevado a poner en marcha programas acelerados de formación. Así las cosas, la captación de talento se ha convertido en un verdadero reto para atender el gran volumen de actividad. Muchos profesionales salieron escaldados tras el colapso registrado con la explosión de la burbuja inmobiliaria desde 2008, que infló la tasa de paro sectorial a cotas desconocidas y llevó a muchos de ellos a cambiar de actividad. Los cinco perfiles más demandados el año pasado correspondieron a los peones, que firmaron 1.637 contratos; seguidos de los albañiles, con 1.351 contratos; encofradores, con 912; peones industriales, con 547; y otros trabajadores, con 449. En relación con los dos últimos ejercicios, la contratación de albañiles creció un 4,7% respecto a 2020, pero cayó un 13,4% en comparación con 2019. De albañiles, se contrató a un 0,6% más que en 2020, aunque un 16,2% menos que en 2019. Y en cuanto a encofradores, se registraron un 18,9% más de contratos que en 2020 y un 6,6% menos que en 2019. El combustible que, por el momento, sigue impulsando al sector es el intenso apetito inversor de las Administraciones Públicas y del sector privado, este último principalmente por la vivienda nueva. En cuanto al volumen de licitación de obra pública en 2021, ascendió a 393 millones de euros, un 55,1% más que el año anterior aunque un 10,3% menos que en 2019. Además de una demanda residencial que sigue al alza, hay que sumar los nuevos bríos que supondrán los fondos Next Generation, que se espera que empiecen a materializarse en algún momento de este mismo año. Se baraja que este año se irriguen en España unos 7.000 millones de euros en transferencias a fondo perdido y créditos, de los cuales más de 3.000 millones irán destinados a la rehabilitación de viviendas (47 millones en la Comunidad foral hasta 2023). En Navarra ya se han dado a conocer algunos de los proyectos públicos en los que se materializarán estos fondos, como los once millones de euros para construir una decena de vías ciclables en la Comarca de Pamplona que dio a conocer la presidenta del Gobierno foral, María Chivite, a finales de abril o el millón de euros para modernizar el Palacio de Navarra. La intención es que parte de estos recursos sirva para acelerar un cambio en el modelo productivo hacia una cultura más sostenible y eficiente. Y es que el sector de la construcción sigue trabajando a marchas forzadas para asimilar las nuevas tecnologías digitales, aunque el principal reto pasa por la industrialización de los procesos que, hasta la fecha, siguen caracterizándose principalmente por el empleo de métodos tradicionales. El proyecto estrella para lograrlo será la puesta en marcha en Pamplona de un centro nacional de industrialización y robótica aplicado a la construcción y a la arquitectura, dedicado a la investigación y formación. Este centro, que será levantado con fondos europeos, está pendiente de la firma de un convenio de colaboración entre el Gobierno foral y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

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