La perspectiva local de Leitza

El verano en Leitza no siempre es sinónimo de buen tiempo. Las altas temperaturas y el sol brillando en el cielo no son algo que se vea todos los días. Así lo contaban la semana pasada los vecinos que salían a disfrutar de la mañana a las terrazas en la calle, ya que la meteorología no había acompañado durante los días pasados. Afortunadamente para estos bares con sitio al aire libre, el Ayuntamiento ha omitido el impuesto de ocupación de la calle por las terrazas, así que la satisfacción es triple: buen tiempo, afluencia de clientes con ganas de hidratarse y sin la obligación de pagar por ofrecer ese servicio. Aprovechando el buen tiempo que hace en Leitza un día de verano cualquiera, varios niños jugaban en el frontón de la plaza mayor. Y lo hacían en el sentido más amplio de la palabra, sin importarles si contaban con un balón de fútbol, de tenis o de pelota-mano. De hecho, uno de ellos preguntaba indeciso a sus compañeros si no les dolía la mano al golpear una pelota tan dura. Vestían camisetas de la Juventus de Turín italiana, del Paris Saint Germain francés y del Manchester City inglés, pero también de la Real Sociedad de San Sebastián, del Athletic Club de Bilbao, y de Osasuna, por supuesto. El contraste llama la atención, teniendo en cuenta la disparidad entre clubes de fútbol internacionales y multimillonarios y equipos nacionales con deportes rurales, de toda la vida. Peluquerías, pescaderías, ferreterías, masajistas, estudios de fotografía, zapaterías, bares y restaurantes. Todos son negocios de Leitza que forman parte de la asociación Kaxkabeltza. Se creó hace 12 años y, durante ese tiempo, el número de comercios que se ha unido ha ido en aumento, aunque también ha habido quien se ha dado de baja por tener que cerrar debido a la situación socioeconómica de la zona. A pesar de ello, también les está sirviendo para encontrar nuevas formas de ampliar el espectro de clientes a los que pueden llegar, como puede ser la venta online o la creación de espacios en redes sociales. El Ayuntamiento también ha colaborado poniendo a la venta bonos y vales de compra para canjear en los comercios de la zona. Toda ayuda es bien recibida para darse a conocer y concienciar a la población de la importancia de apoyar al producto local. Además, Kaxkabeltza también ayuda a crear una mayor compenetración entre vecinos y comerciantes. Mari Jose Astitz es dueña de la Librería Astitz. “Estamos muy contentos y satisfechos con que la gente venga a nuestros negocios. Los bonos y vales de compra también son una manera de agradecer a los clientes que confíen en nosotros, sobre todo en la compra de cosas del día a día”, comenta Mari Jose. También apunta que es una buena manera de seguir conociéndose entre los vecinos. “Así incrementamos el contacto entre nosotros y estamos pendientes de las alegrías y las preocupaciones de cada uno”, añade. Para seguir dando a conocer el producto local y de kilómetro 0, Kaxkabeltza va a celebrar en septiembre la feria del Stock y un día de festejos por el 12º aniversario de la asociación. ¿Cómo se encuentra Leitza respecto al coronavirus? Después del brote de septiembre que sí tuvo consecuencias importantes, el pueblo está bien. Fuimos el primer municipio en el que se realizó un cribado masivo. Por motivos obvios, los comercios locales y la hostelería lo han pasado muy mal y se han resentido mucho. Por eso ahora les estamos apoyando para que puedan seguir trabajando y atrayendo nuevos clientes. ¿Han puesto en marcha proyectos para promocionar los negocios y comercios del pueblo? Hemos llevado a cabo iniciativas para dar salida al producto local y hemos suscrito convenios con la asociación de comerciantes de Leitza para poner en marcha bonos de consumo local. También hemos tomado medidas respecto a las terrazas. Este año y el pasado no estamos cobrando la tasa de ocupación de las terrazas, y les hemos proporcionado más espacio en la calle para que lo puedan ocupar. ¿Qué proyectos se están realizando desde el Ayuntamiento? Está siendo un año muy activo en ese sentido. Hemos arreglado la plaza, reformado el tejado del Ayuntamiento y peatonalizado varias calles, y en breve vamos a iniciar las obras de un área cubierta de 20x40 metros en el recinto escolar que también estará disponible fuera del horario lectivo para llevar a cabo eventos culturales a resguardo de la lluvia y el frío. Hoy se lanzaría el chupinazo. Así es, para celebrar San Tiburcio del 10 al 15 de agosto. Pero las hemos cancelado para evitar cualquier riesgo. Queremos ser claros en este sentido para evitar que se vuelva a repetir una situación como la de septiembre del año pasado. Sólo se va a poner en marcha la agenda cultural de Leitza, que cuenta con conciertos y eventos deportivos que se realizarán durante el resto del verano y cumpliendo siempre con las medidas de seguridad. ¿Cómo está llevando la situación la población de Leitza? Desde luego que las actividades de la agenda cultural han ayudado a que la gente se entretenga, descanse y pueda hacer cosas que hasta hace unos meses eran impensables, como reunirse con los vecinos en la plaza para un concierto. Si la situación lo permite, el año que viene seremos muy activos y haremos más actividades, ya que Leitza es un pueblo muy activo. ¿Han propuesto algún proyecto para promover el reciclaje y el ecologismo? Sí, se llama ‘Mimukai’, que hace referencia al primer brote que surge del árbol plantado. Consiste en conjugar diferentes agentes y sectores económicos para impulsar y apoyar el producto local y de kilómetro cero. Habrá un espacio de coworking, de formación sobre ecologismo y negocios sostenibles y para microempresas. Lleva en el cargo desde 2015, ¿qué valoración hace de su trabajo? Es una labor que requiere mucha responsabilidad porque eres el representante del municipio, pero también un orgullo porque trabajo para mi pueblo y mi comunidad. Cada vez que sacamos adelante un proyecto, es una satisfacción enorme. Sin embargo, y sobre todo ahora con la pandemia, vives situaciones difíciles. Tengo contacto con todos los vecinos y a veces cuesta desconectar, porque siempre hay nuevas propuestas e ideas que la población quiere contarme. Pero siempre estoy dispuesto a escucharles y a mirarles a los ojos para que me transmitan sus preocupaciones ¿Cuáles son las mayores preocupaciones en Leitza? Desgraciadamente, es muy difícil ser original en la respuesta. La despoblación en el mundo rural es el problema principal. Para combatirla debemos desarrollar un modelo de economía local que sea más sostenible y que dependa de nosotros. Por tanto, debemos mejorar los servicio del pueblo, como el transporte, la salud, o aquellos dirigidos a la tercera edad, ya que no disponemos de un centro de día ni de una residencia de ancianos, así que nos quedan cosas por hacer. ‘Fábrica de Chocolate’ o ‘Joyería Chocolatera’. Ambas podrían ser maneras para referirse al negocio que inauguró Naiara Agirre en octubre del año pasado: Txokosfera. “Siempre me ha gustado el chocolate por la técnica que requiere hacerlo correctamente. El programa ‘Chocolateando’ de David Pàllas fue una inspiración para mí, y me enganché”, cuenta Naiara. “También me fascinan las esferas de azúcar soplado”, añade. El plato fuerte de ‘Txokosfera’ y la especialidad de Naiara son las esferas de chocolate. “El cliente elige el mensaje que va escondido en su interior y el tipo de chocolate que quiere. Además, las pinta y diseña Unai Ruiz”, explica Naiara. Cuestan 25 euros. Los bombones, otros de los principales protagonistas, son medias esferas y, además de poder comprarlos individualmente, hay tres colecciones disponibles dentro de cajas de tamaño grande y pequeño. La primera se llama Maite dizut maite, la segunda caja, Koloreak, y la tercera, Mari, juega con los elementos de la naturaleza: los bombones del fuego contienen petazetas, el interior de los del agua es líquido y los de tierra están lleno de rosas cristalizadas. Como las variedades de bombones son muy numerosas, Naiara ha puesto a disposición de los clientes unas cucharas con muestras de los chocolates. También tiene a la venta un producto especial: unos palitos de madera con una mezcla de chocolate en un extremo. Su función es similar a la de una cuchara, pero más sabrosa. Se introduce el palito en leché o café caliente y se revuelve como si fuera una cuchara corriente. De esta forma, el chocolate se disuelve en un líquido más rico. Un ejemplo es de chocolate blanco con trocitos de almendras. ‘Txokosfera’ es uno de los comercios de la asociación local Kaxkabeltza.

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