La confirmación del derribo del molino de Gastiáin indigna a los valles de Lana y Mendaza

El comunicado hecho por el Centro Ibérico de Restauración Fluvial, la asociación sin ánimo de lucro con sede en la Universidad de Zaragoza, anunciado la consecución de fondos europeos para la redacción del proyecto de demolición del molinos en aguas del Ega de Zúñiga y el derribo del de Gastiáin (Lana) ha revuelto las aguas tierra adentro. No en Zúñiga, pero sí en los pueblos más cercanos al de Gastián: el propio Gastiáin y Acedo, concejos a los que respaldan sus respectivos ayuntamientos de Lana y Mendaza. Porque el comunicado hecho esta semana reafirma la intención de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) de derribar este azud del siglo XVI cuando aún sigue abierta la herida de la demolición hace ocho años del de Acedo. Según indica el centro, de esta manera se conseguirá liberar 45 kilómetros del Ega cuyo ecosistema se ha visto dañado por estas estructuras. Según los responsables municipales y concejiles, se terminará con parajes históricos que ya en nada afectan a un río donde si no hay peces es por culpa de la contaminación. Y es que, aseguran, antaño y durante siglos pasados con la presencia de los azudes sí había truchas. Ya hace tres años que se redactó el proyecto para la desaparición del molino de Gastián pero ha sido en febrero cuando la CHE lo anunció en el BOE para la recuperación de un espacio declarado Reserva Natural y Zona de Especial de Conservación (ZEC) Natura 2000 por el Gobierno de Navarra, partidario de la medida. “Hemos tenido con ellos varias reuniones para exponerles nuestra oposición, pero les da igual”, se queja el alcalde de Mendaza, Javier Senosiáin. “No aceptaron nuestra propuesta de poner una escala para que los peces pudieran remontar el río porque no pasaban los sedimentos”, desvela. Pero, y aquí coincide en señalar lo mismo el primer edil de Lana, José Javier Galdeano, el río Ega lleva conviviendo durante siglos con el azud por lo que la fauna y la flora se han acostumbrado a la estructura. “Ni tan siquiera es un impacto visual porque no hablamos de un muro de hormigón muy alto”, añade la presidenta del concejo de Gastiáin, Laura Landa, sobre la pared de piedra que, según el centro, suma 3,5 metros. “Y peces ha habido toda la vida hasta los últimos años. Pero su desaparición no se puede achacar al molino. Nos dejarán sin uno de los lugares más bonitos y queridos del pueblo”. “EL DESASTRE DE ACEDO” “Pero, además, nos da miedo que nos hagan el mismo desastre de Acedo cuando hace ocho años demolieron su molino”, continúa la presidenta del concejo de Gastiáin. “Dejaron árboles en medio del río, algunos de los cuales aún siguen, y las orillas cedieron y siguen cayendo ejemplares al Ega”, asegura. Lidia Alén ya no es la presidenta del concejo de Acedo, pero le ha tocado trabajar junto a Gastiáin y los ayuntamientos de Mendaza y Lana, además de la Asociación Cultural Estemblo, los recursos contra la medida que fue en vano en su localidad. “Los trabajos afectaron a la carretera del valle de Lana y tuvieron que actuar allí. Pedimos que el material que sacaran del río nos lo dieran para arreglar caminos, nos dijeron que sí y no lo vemos por ningún lado. Y a corto plazo el impacto ambiental fue brutal porque por zonas estrechas se metió maquinaria pesada”, recuerda Alén. “¿A largo plazo? No soy experta en la materia, pero en estos años se siguen sin ver peces como pasa desde hace tiempo. El motivo creo que es más de un tema de contaminación porque antiguamente en Acedo la gente vivía de la pesca, cuentan que había truchas aguas arriba y abajo”. En el caso de Gastiáin, dice el comunicado del Centro Ibérico de Restauración Fluvial, falta la autorización del Gobierno de Navarra. En virtud de un acuerdo con ellos, la asociación se hará cargo de su ejecución. “El proyecto prevé además la monitorización, antes y después del derribo, de los efectos que este tiene sobre el transporte de sedimentos, el hábitat piscícola y las comunidades de invertebrados”. ZÚÑIGA: "NUESTRO CASO ES DISTINTO" Desde Zúñiga, el alcalde Pedro Oteiza indica que su caso es diferente al de Gastiáin porque aquí el pleno municipal sí dio el visto bueno a que el Centro Ibérico de Restauración Fluvial redactara el proyecto de demolición, que se prevé elaboraren en breve. “Nuestro molino es de propiedad privada y la CHE instó al particular a su demolición. Si nos acogíamos a la propuesta del centro, gracias a los fondos europeos lo podrán asumir ellos sin coste alguno para nuestro vecino”, explica el primer edil. “Nuestra preocupación ahora es el camino que conduce al espacio natural de Lasia y están previstas reuniones para ver cómo se actúa para no tocar nada en ese lugar”, indica Oteiza.

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