Día grande
Regresó Santiago a Puente La Reina
La procesión del apóstol Santiago fue uno de los actos centrales del segundo día de las fiestas de la villa
- Micaela Barriga Arbulú
El domingo dio inicio a las fiestas de Puente La Reina. Este lunes fue el día grande. Después de la Aurora de Santiago que entonó la Asociación de Auroros a las 6 de la mañana y las dianas por Garesko Gaiteroak a las 9, se celebró la misa al patrón. “Alegría no nos falta, ¿verdad?”, inició el párroco de la iglesia de Santiago, José Miguel Ochoa Sacristán. La parroquia estaba rebosante de gente, algunos consiguieron sitio y otros escuchaban de pie desde la puerta. Durante la homilía, Ochoa recordó la importancia del día de su patrón, especialmente por ser el año del aniversario 900 de la localidad.
Alrededor de las 12.10 se escuchó a lo lejos a los gaiteros que venían a la plazuela frente a la iglesia con los zaldikos y cabezudos. Desde la calle Mayor llegaron también los gigantes Juan de Albret y Catalina de Foix.
Después de que la Coral Arrieta le dedicó una canción al santo y el párroco finalizó la misa, los fieles salieron para iniciar la procesión. Esta estuvo presidida por la comparsa de gigantes que bailaron al son de la Unión Musical Puentesina para abrir paso al santo. De la iglesia de Santiago salieron las banderas de las cofradías y las siguió el grupo de danzas ‘Zubia’. Seguidamente, abrieron las puertas de par en par y salió el santo a hombros de 3 hombres y una mujer.
Rosa Sola estaba en una de las esquinas delanteras del paso. “Estoy muy emocionada por las fiestas. Después del parón que hemos tenido, portar al santo es un orgullo”, expresó Sola. Al otro lado estaba Miguel Anocibar Beloqui, que ha llevado al santo en la procesión durante 25 años. La anterior cuadrilla que llevaba al santo en la procesión cedió la responsabilidad a la suya. Han rotado varios por turnos y ahora de su cuadrilla solo queda él. “Hoy ha sido más emocionante. Se notaba en el ambiente, parece que la gente tenía necesidad de volver a la normalidad”, observó Anocibar.
La procesión dio una vuelta por las calles ante la mirada de los vecinos. Al regresar los gigantes se colocaron en dos filas en la plazuela frente a la iglesia para que el santo pasara entre ellos. Una vez la imagen estuvo dentro, la Coral Arrieta volvió a cantar a la par de todo el público.