Día de la Almadía
Un Día de la Almadía lleno de emociones
La emoción por celebrar la trigésima edición del gran Día de la Almadía unió a las miles de personas en la localidad de Burgui para presenciar la bajada por las aguas del Esca donde los almadieros superaron con creces las dificultades del río, con un caudal muy justo
- Nagore Larrañaga
"Ha sido una experiencia brutal”, describía Lorenzo Sarratea Azkarraga, presidente de la Denominación de Origen del Queso Roncal y uno de los almadieros que protagonizaron la festividad celebrada en Burgui. El oficio almadiero, extinto en la década de los 50 del pasado siglo XX, lleva 30 años siendo honrado a través del Día de la Almadía, Fiesta de Interés Turístico Nacional y cita en la que descendientes de aquellos roncaleses que se ganaron el sustento con este trabajo maderero representan aquel duro oficio. Miles de personas aplaudieron a orillas del río Esca la llegada de las dos almadías que consiguieron descender por la presa aún con el caudal mínimo.
Los almadieros más jóvenes como Hodei Lacasia Unzu, de 15 años, su hermano Aritz, de 13, Beñat Aznar Ezlalia, de 15 y Aitor Sanz Zudaire, de 12, eran conscientes de la escasez de agua de las últimas primaveras. “La bajada ha sido más difícil que otros años porque había muy poca agua”, comentaba el menor de los hermanos Lacasia. “Y, por lo que parece, cada año va a peor”, añadía Aznar. Aunque en más de un tramo tuvieron que bajarse para empujar la balsa, “al menos el agua no estaba fría y hemos podido disfrutar de la bajada”, mencionaba el mayor de los Lacasia.
Los adolescentes explicaban cómo antes se bajaba desde la frontera con Roncal pero por la escasez del caudal no ha sido posible empezar allí el recorrido ni este año ni el anterior. “Es una pena porque era la parte que los jóvenes más solían disfrutar”, aseguraba Aznar.
UN LEGADO FAMILIAR
“Es una tradición que nos han inculcado en casa y en el pueblo”, explicaba Sanz. “Nuestro abuelo siempre hablaba sobre almadías y nos enseñaba sus fotografías”, recordaba uno de los hermanos Lacasia.
Leire Fayanas Diaz de Gereñu, de 35 años, también está ligada a Burgui por parte paterna. Su bisabuelo fue quién empezó la tradición que imitó su abuelo y ella ha seguido su legado “pero, en mi caso, en femenino”, contaba con una gran sonrisa. Fayas era una de las cuatro mujeres que han ejecutado el descenso del río Esca. “Para mí lo más emocionante ha sido el tiempo que nos hemos quedado clavados antes de saltar la presa porque hemos tenido que utilizar palos para desenganchar las balsas y poder salir”, comentaba la donostiarra destacando todo el trabajo de sustituir los troncos podridos, construir la almadía y otros quehaceres que se han ido desarrollando durante estos cuatro meses. “Es todo o nada”, manifiesta Fayas, ya que la bajada no se ensayó ni una vez antes de la bajada.
Asimismo, la cantidad de espectadores también ha intimidado a más de uno. “Hay el doble de gente que otros años. Daba hasta vergüenza mirar de todas las personas que había”, mencionaba Fayanas. Lorenzo Sarratea Azkarraga coincidía con ella: “Ver a tanta gente animándote impacta pero ha sido muy emocionante”, admitía.
Koldo Cilveti Zazpe, presidente de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros también estaba muy feliz con la bajada. “Llevo ocho años bajando pero este lo he vivido con especial ilusión, sobre todo, porque he podido bajar y darle la almadía de oro a mi amigo César Oroz”, comentaba emocionado. El dibujante de Diario de Navarra César Oroz quien realizó el primer corte del queso con Denominación de Origen Roncal en la presentación oficial de la campaña 2023 también bajo con los almadieros por las aguas del Esca. “Aunque haya poca agua y la almadía se haya atascado varias veces, este día es para disfrutar con el almuerzo, viendo la bajada, con la comida popular... Hay un ambientazo, hemos tenido suerte con el tiempo así que no podemos pedir más”, aseguraba el presidente de la Asociación Cultural de Almadieros de Navarra. Cilveti hacía hincapié, sobre todo, en el espíritu que se genera en el pueblo gracias a la festividad: “Noto que la gente está contenta y que todos están dispuestos a echar una mano en lo que sea”. También admite que no se esperaba la llegada de tanto gentío a Burgui. “Creíamos que con tanto día festivo la gente se iría a otros lugares pero, al final, han acabado aquí”, mencionaba Cilveti agradeciendo a todos los asistentes la alegría que se palpaba en el ambiente.