Ilurdotz se prepara para más de 4 semanas con la carretera cortada

Cuatro o cinco semanas. Ese es el tiempo que permanecerá cerrado el acceso a Ilurdotz, en Esteribar, por la carretera NA-2339. Así lo confirmaban sobre el terreno este miércoles mientras los operarios del servicio de Conservación se afanaban en la retirada de restos de piedras y tierra tras el desprendimiento que tuvo lugar el martes, cuando parte de una roca cayó sobre la vía arrastrando materiales a su paso. Mientras, en el pueblo, los cerca de 70 habitantes comenzaban a acostumbrarse al paso por la pista forestal que sustituirá a la vía. Cubierta con “todouno” en algunos tramos, salva una regata con un pequeño puente que no está preparado para soportar el paso de vehículos pesados, lo que afectará al transporte escolar de los alumnos de Primaria e Infantil, a los camiones que dos veces a la semana recogen los residuos de los contenedores y a otros suministros. Como la comida para las ovejas de uno de los dos ganaderos que todavía viven en el pueblo. También preparan alternativas para los casos de emergencias que puedan surgir y cruzan los dedos para que la meteorología sea propicia. “Si llueve mucho y crece la regata y si nieva o hiela será difícil salir del pueblo”, auguran. El camino desde Pamplona a Esteribar, de unos veinte minutos en circunstancias normales, transcurre por la carretera N-135, que lleva a Zubiri y hacia Erro. Unos kilómetros antes de llegar a la capital de Esteribar se desvía por la NA-2339. Una curva a la derecha da paso a una carretera que adentra en esta zona de Esteribar entre peñas, un arbolado todavía vestido de otoño y buitres que revolotean. Una vía estrecha, salpicada de curvas y que sube hasta Ilurdotz, donde termina. A unos metros de este núcleo rural de casi 70 habitantes (62 según el censo de 2020) se produjo el martes el desprendimiento. Un poco antes, se encuentra el paso a la pista forestal que estas semanas se convertirá en el único acceso. “Menos mal que cayó en ese punto. Un poco más abajo y nos hubiera dejado sin poder usar la pista”, advertía una de las pocas vecinas que ayer paseaba por las calles de Ilurdotz. Ella la usó el primer día, a bordo del todoterreno que ayer dejó a su hermana para ir a trabajar. Aunque el paso con vehículos ligeros era posible, los de más altura daban más seguridad. “No sé cómo vamos a andar con coches bajos . Y cuando lleguemos de noche”, comentaba Pilar al entrar en la pista. El acceso cortado no ha roto la tranquilidad del pueblo, pero sí que llevó a los vecino a prepararse para los inconvenientes. “Hicimos una lista viendo lo que se podía necesitar. Y al final el problema es el autobús para el colegio (7 alumnos de infantil y primaria que van a Zubiri), pero se ha hablado y Educación está mirando para usar un taxi estas semanas. También el camión de la basura, y se ha avisado a Mancomunidad. El resto puede pasar. Lo más problemático será para un vecino ganadero, que esperaba un camión con pacones de paja y grano para que coman las ovejas. Cuando vuelva habrá que descargarlas en remolques y hacer viajes. Y los bomberos probarán para ver si con un vehículo pequeño y sin agua pueden llegar por si hubiera algún incendio. Nosotros ya hemos comprobado los hidrantes. Y también se ha avisado para que vengan ambulancias más pequeñas si es el caso”. El “parte” lo daba Nuria Madotz Ekiza, concejal en Esteribar y vecina de Ilurdotz. Regenta junto a su marido, Héctor Lekunberri, la casa rural Etxegibel, construida en los antiguos corrales de Martillerena, en la que viven con sus dos hijas. Una de ellas es de las que acude al colegio. La mayor es otra de las cinco estudiantes que van, en taxi, al instituto a Burlada y Villava. Servicios como el panadero hicieron ayer su recorrido. También acudió como hace periódicamente Patxi Echeverría Ilzarbe, vecino de Pamplona y con huerta en la localidad desde hace un cuarto de siglo. “Tengo un perro y hay que prepararle para que coma y ver cómo está. Por la pista no hay problema”, señalaba. El desprendimiento derribó también un poste de la línea de teléfono fijo. Otra preocupación, especialmente para Patro, la vecina de más edad y que se “ha resistido” a los móviles. “Que hagan algo pronto porque lo necesito para cuando llama el médico”, decía antes de su paseo matutino.

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La pista habilitada permite el paso de coches y camionetas, pero no de camiones o autobuses y se buscará solución para el transporte escolar y residuos

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