Menos escaparates de ropa blanca

No cabe duda de que ese sentido visual que se despierta en la antesala de los Sanfermines es más que evidente al pisar por primera vez la parte vieja de Pamplona. Calles como Estafeta, Mercaderes, Nueva o Mayor se transforman año tras año en auténticos torrentes donde el blanco y el rojo se alzan con un protagonismo extremo sobre el resto de promociones en venta. Los nervios que se respiran desde que julio llama a la puerta de los pamplonicas no termina de ser estos días. Y la respuesta es evidente. Los ‘no sanfermines’ son. Y lo que es más importante, deben ser. Quizá por ello, además de por la falta de turistas y extranjeros que para estas fechas ya caminan a sus anchas por nuestra capital, la imagen a la que estamos acostumbrados ha cambiado. Basta pasear por el centro de la ciudad para darse cuenta de que las tiendas que han modificado su escaparate apenas son un puñado y, entre las que lo han hecho, no todas han apostado todo al bicolor. Las consecuencias de la pandemia siguen planeando sobre los negocios de los comerciantes, quienes no pierden la esperanza. No les queda otra. El pañuelico de Hemingway, justo en la intersección con la bajada de Javier, es uno de esos establecimientos pintorescos por antonomasia. “Tenemos de todo, pero la gente no termina de entrar en lo que es San Fermín”, explican desde la tienda. Entre pañuelicos, camisetas, fajas y un extenso etcétera, el elemento estrella: las mascarillas. Una nueva ‘prenda’ caracterizada con los emblemas más típicos de la fiesta. “Tenemos muchos modelos y, en este caso, sí se está preguntando por ellas”, aseguran. Tanto de niños como de adultos. Siguiendo la estela de la calle Estafeta, Todochinos sobresale. Con un escaparate a rebosar de utensilios perfectamente entonados con los nueve días más especiales, esperan ir sacando los productos adelante. Precisamente en Cestería Zaika, a escasos metros, sus propietarios suspiran y creen que el año se ha perdido. “No hay gente por la calle. Se nota”, recalcan mientras ultiman gestiones. También sienten esa calma extraña desde La Curva de la Estafeta. Sin clientes en su interior, los dependientes aseguran que las mascarillas pueden ser la novedad. “Las ventas dependen mucho del día, siempre el fin de semana suele haber más movimiento. Habrá que esperar y confiar en este verano”, declaran mientras una voluminosa imagen de San Fermín escudriña una calle que necesita de más potenciales compradores. A LO GRANDE Las grandes superficies tampoco renuncian al colorido blanquirojo que inunda en estas fechas los escaparates y stands. Es el caso de El Corte Inglés que, aunque reducido, ha mantenido un espacio en la sección de caballero donde destaca el único maniquí que luce el atuendo tradicional: pañuelico, faja, polo y pantalón blanco. Aunque todo se queda en mero decorativismo, ya que como afirman las dependientas, no se ha vendido ninguna prenda. “La gente no compra ropa para ponérsela en casa”, comenta Lucía, una de las dependientas, a quien le preocupa que la gente no actúe de forma responsable estos días. Donde el nivel de detalle se cuida al máximo es en el Centro Comercial La Morea. Una estela de globlos rojos y blancos intercalados acompaña al consumidor mientras se deja llevar hacia el interior por las escaleras mecánicas. Una vez dentro y tras atravesar el bullicio de los pasillos abarrotados de gente, se encuentra E.Leclerc. En este caso, la ropa sanferminera también está de rebajas. Pero, este año, ni los descuentos hacen que los pamploneses se animen a renovar su armario con ropa blanca. Así, la dependienta, Silvia Martínez, afirma contundente que las ventas han caído muchísimo: “No se vende nada. La gente saldrá con la ropa que tenga en casa de otros años”, explica Martínez. Sin embargo, el espíritu sanfermiero puede palparse en la atmósfera de Primark. Nuria Uriarte, una de las dependientas, relata que, “aunque no hay una sección destinada a las fiestas como otros años, la gente pregunta y compra, sobre todo, camisetas y pantalones blancos”. Es el caso de Maribel Ruiz y Yan Ablanedo, madre e hija, que ultiman los preparativos. Yan, que todavía es una adolescente, lleva en sus manos los short blancos que estrenará el próximo 6 de julio. Los ojos acuosos de Maribel hablan por si solos. “El sentimiento se lleva dentro, ya hemos llorado bastante. Ahora toca vestirse de blanco y anudarse el pañuelico”, comenta esta pamplonesa que se emociona al pensar que será la primera vez en su vida que no pueda vivir los sanfermines. Una tienda congela la venta online Hace dos años nacía ropasanfermin.com. Un proyecto innovador de un comerciante navarro experimentado en el sector, ya que poseía su propia tienda textil en Navarra. En ese momento vio la oportunidad y decidió ampliar su negocio sumándose al comercio online con una fórmula novedosa: la venta de ropa blanca y roja con posibilidad de ser bordada. Una idea innovadora y ambiciosa que pretendía traspasar las fronteras de la Comunidad Autónoma y llegar no sólo al resto de España, sino del mundo. Sin embargo, tras conocer que se cancelaban las fiestas debido a la Covid-19, este empresario decidió, en un acto responsable, cancelar las ventas que ofrecía en su página web. Pero, tal y como ha afirmado, se trata de un parón puntual, ya que el año que viene si las circunstancias lo permiten, volverá a reanudar la venta.

Menos escaparates de ropa blanca

La transformación que sufren los comercios hacia el blanco y rojo no vive ese exponente de años atrás. Los comerciantes se animan a decorar escaparates con la esperanza de recuperar clientela y sentimiento. No es lo mismo, pero se confía en vender

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